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Una de las tantas cosas que le agradezco a Texto-Plano es el haberme habilitado el espacio para aprender; una meta que me propuse desde que aterricé acá y que veo alcanzada con cada paso que doy por estos rincones.
Los dos editores que aprendí a usar en la linea de comandos son nano y vim.
Empecé con nano porque es el más sencillo de usar. No tiene modos y los comandos más usados estan anotados en el borde inferior.
Luego empecé a usar vim, porque le hacían mucha propaganda.
Claramente, es mucho más complejo y tiene otro tipo de prestaciones. Eso hace que sea más pronunciada la curva de aprendizaje. En ese aspecto, nano se siente más natural, más parecido a aquello a lo que estamos acostumbrados en un entorno gráfico.
Con respecto a Vim, debo decir que al principio me costó entender los modos. Tanto que solo uso normal e insert.
He aprendido los comandos básicos necesarios para poder escribir y editar con cierta comodidad.
Pero creo que llegué a un punto en el que puedo usar uno u otro dependiendo del tipo de trabajo que tenga por delante.
La linea de comandos es poderosa pero a veces puede ser árida.
Como en un desierto, o en medio del mar, la vista se pierde en un paisaje infinito y bellamente despojado.