Cuando Mellish está con las “espinacas saltarinas”, Nancy llama al timbre de Mellish para sumar su firma a la causa de San Marcos. Mellish se enamora de ella. La conversación que mantienen tiene puntos muy cómicos:
-Por qué no se ofrece para los voluntarios de San Marcos?
-¿Quiere que lo hablemos mañana a la hora de cenar?.Mañana o cualquier otra noche…estoy libre los próximos seis años.
Más adelante:
-Yoga!, me encanta el yoga.
-¿De veras?, el yoga es una de mis grandes pasiones.
-Adoro las filosofías orientales…es metafísica y… redundante….
-Sí…
-….y abortiva repelante.
-Para el parto sin dolor.
-Eso.
-Ha leído usted a I Ching?
-No, no lo he leído, pero he ojeado un poco a Kierkegard.
-Oh, desde luego es danés…
-El sería el primero en admitirlo.
-Sí….
-Ha estado alguna vez en Dinamarca?
-Oh sí, he visitado el Vaticano…
-El Vaticano? El Vaticano está en Roma!…
-Bueno, es que iba tan bien en Roma que han abierto una sucursal en Dinamarca.
Más adelante, después de salir unos días con Nancy, ésta le abandona por no tener capacidad de liderazgo, por lo que Mellish se enoja y decide dejar su trabajo e ir a San Marcos:
“Insisto en que me falta algo, necesito un hombre muy fuerte, necesito un líder”.
4.4 De la llegada a San Marcos hasta la anexión a los rebeldes