[1] ¡Por los corceles jadeantes,
[2] que hacen saltar chispas,
[3] cargan el alba,
[4] levantando, así, una nube de polvo
[5] y rompen a través de una hueste!
[6] El hombre, en verdad, es muy desagradecido con su Señor,
[7] y él es, sí, testigo de ello.
[8] Y ama ardientemente, sí, los bienes terrenales.
[9] ¿No sabe, acaso, que cuando lo que hay en las sepulturas sea vuelto al revés
[10] y se haga público lo que hay en los pechos,
[11] ese día, su Señor estará, ciertamente, bien informado de ellos?