Normalmente pensamos que pasa así. Un señor pone un vídeo en YT, pongamos por caso, y recibe comentarios de troles de tres al cuarto. Los ignora, los bloquea, hace lo que considere oportuno, debate, usa la ironía o, incluso entra en un amargo intercambio de tonterías con ellos. Bueno, es cierto, también lo hemos visto.
Pero a veces, movido quizás porque la paciencia humana tiene un límite, acaban convirtiéndose en el trol que combatían. El ejemplo más obvio es cuando usan su propio canal para «ganarles» o alientan a sus propios seguidores a hacerles el trabajo sucio.
Puede ser, imagino, un arma efectiva para reducir esas interacciones. El problema es de los que no somos ni fans ni troles y tenemos que decidir, silenciosamente, si seguimos por ahí o también nos vamos. Porque malo es si es necesario llegar a esos extremos, y peor aún si lo que pasa es que el autor es el verdadero trol. Como mínimo, es mala señal.
~ Miguel de Luis Espinosa