Vale pues si los dioses querían reírse, lo han hecho a tu costa. Porque ni orcos ni pardos cayeron en tu astucia, y, bueno te han molido a palos y te han capturado. Por ese orden, más o menos.
Ahora te toca esperar en una jaula dentro del castillo a que venga el Gran Grrundar a recogerte. A menos tienes la compañía de dos ladrones pardos que te tienen envidia. Sí, porque a ti, «solo» te espera la esclavitud. A ellos les espera lo más profundo de las minas de mercurio, que por cierto es bastante venenoso.
A ti, sin embargo, con la historia que puedes contar, te espera convertirte en el chico de los recados del Gran Grrundar .