Tras tu primera hora de marcha tienes la sensación de que alguien te está vigilando. Es solo un presentimiento y, muy bien, podrías estar equivocado pero tu mente te dice que no puedes correr ese riesgo. ¿Y si fueran los drasgos? ¿Qué harían?
¿Te paras a observar?
¿Corres?
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