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Cuando estaba en la universidad, mi automóvil no tenía forma de reproducir podcast.
Recuerdo que transmitían algunos programas de radio en las horas de la clase y no había grabaciones disponibles como hoy en Audio Podcast o YouTube. Dejaba el computador encendido esperando la transmisión, entonces se iniciaba la grabación automáticamente quedando un MP3 con todo y comerciales. Ahora podía oír bajo demanda mi contenido favorito. Este era como un podcast personal, mientras esperaba los pocos podcast en español que conocía, de personas en España, Argentina y Estados Unidos principalmente. (Los de mi país llegarían después)
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En México se empezaban a popularizar los reproductores portátiles, aunque los más deseados como iPod no eran accesibles para un estudiante.
Podías reproducir en tu auto Casetes de audio y radio FM, y con suerte CDs de audio (aún no llegaban los que reproducían archivos MP3 o WMA).
La facilidad que hoy tienen los automóviles para Bluetooth, entrada USB o incluso cable auxiliar de audio, no estuvo disponible en mi auto hasta varios años después.
Era posible grabar un CD-RW (regrabable) de unos 70 minutos, aunque era más lento que arrastrar y soltar unos MP3 sobre una memoria USB (pendrive).
Al inicio, antes de que tuviera CD-RW, utilizaba algo tradicional. Los casetes de audio.
Conectaba un grabador de casete a la salida de audio del computador y reproducía en tiempo real el podcast. Es decir, una hora de audio tomaba 1 hora en grabarse, además era necesario considerar que los casetes normalmente tenían capacidad de 30 a 45 minutos por lado, por lo que había que dividirlo con cuidado para no perder un minuto de la conversación.
Para tiempo del colegio, ya había algunos teléfonos con reproducción de música, o incluso llegaron las versiones chinas de los reproductores especializados. Tuve oportunidad de comprar un teléfono Nokia con reproductor, de segunda mano, por lo que ahora podía escuchar música y podcast en el camino con audífonos.
Entonces ahora el reto era convertir esa salida de audífonos en algo que se pudiera reproducir en el automóvil a todo volumen.
Un curioso 'hack' era comprar un cassette de plástico con un cable 3.5mm. Nunca supe que curiosa magia de la electrónica convertía una señal de audio en algo que engañaba al reproductor de cintas magneticas. La calidad del audio era decente.
También se empezaron a popularizar transmisores de radio FM, que se podían sintonizar en el reproductor del coche. La calidad era pésima para música, aunque decente para voz.
Grandes recuerdos.
EOT
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