Merleau-Ponty no es simplemente un fenomenólogo de la percepción, es decir, alguien interesado en describir las estructuras de los actos perceptivos y de los correlatos noemáticos de dichos actos. Más bien él pretende fundar de una manera muy específica *toda* la filosofía en su fenomenología de la percepción, lo que será especialmente obvio hacia la época de "Lo visible y lo invisible". Allí la percepción se transforma en FÉ PERCEPTIVA y adquiere un carácter cercano al del sentido "SER" en filosofías anteriores y contemporáneas.
Es decir, en Merleau-Ponty la fenomenología de la percepción se troca en ontología y en metafísica, y este es el valor específicamente filosófico de su contribución. Sin desmerecer las importantísimas contribuciones a la descripción técnica de las vivencias perceptivas llevadas a cabo por Merleau-Ponty, se podría considerar que tales contribuciones son más bien "psicológicas" que "filosóficas", y son más adecuadas figurando en una "psicología fenomenológica" que en una "filosofía fenomenológica". Ahora bien, las consecuencias ontológicas, metafísicas, que sigue de sus propias contribuciones a la fenomenología de la percepción lo llevan a elaborar una "filosofía completa" por así decirlo, "filosofía perceptiva" que, en tanto tal, no da cuenta simplemente del fenómeno de la percepción, sino que defiende una interpretación del ámbito perceptivo como fondo y fundamento de toda la realidad.
Un modo de acercarnos a la percepción como una figura totalizante en el pensamiento del filósofo francés es intentar acercándonos a sus reflexiones sobre la libertad, que en su caso siempre se establecen en una confrontación crítica con la posición de Sartre.
En "Interrogation et dialectique" del ya mencionado "Lo visible y lo invisible" Merleau-Ponty va a enfrentar las nociones de FE PERCEPTIVA (propia) y de NEGATIVIDAD (sartreana). La reflexión sobre la percepción de Merleau-Ponty está en su momento de madurez, y concibe así a la percepción según el lente de la FE, es decir, le concede un carácter ABSOLUTO. La pregunta que debe plantearse el autor es, entonces, ¿hay algún resquicio para la NEGATIVIDAD en la FE PERCEPTIVA, en vista del sentido ABSOLUTO de la última?
La respuesta será que sí, por supuesto. Es imposible, desde una posición fenomenológica, juzgar el acto perceptivo en su concretitud como un ABSOLUTO. Siempre vemos u oímos simplemente una cara del objeto, un perfil, mientras que los otros se mantienen ocultos. Si bien intencionamos los lados no vistos, no oídos, no tocados, no olidos ni desgustados de las cosas; los mismos se brindan en todo acto perceptivo, pero solo como meramente mentados de forma vacía ... veo una cara del fruto del árbol, al verlo apercibo sus otros lados, sus dulces aroma y gusto, lo terso de su piel ... pero nada de esto se me brinda en intuitividad. Una NEGATIVIDAD, aunque sea como figura de la POTENCIALIDAD "AÚN NO INTUIDO", "aun no percibido en carne y hueso" es siempre parte o momento de toda percepción concreta.
Y sin embargo, la dialéctica entre "negatividad" y "absoluto" (fe perceptiva) no será la misma que en Sartre, no se tratará para el filosofo francés de dos aspectos de una realidad que están al mismo nivel, sino que la negatividad o la NADA será, precisamente, un aspecto o momento del SER.
Para Sartre, la NADA es el fundamento de la libertad. Es desde el momento en que soy, fundamentalmente NADA, que me puedo escoger y escoger mis proyectos vitales.
Pero la FE PERCEPTIVA de Merleau-Ponty impide hablar de un escogerme a partir de ella. Lo más propio de la subjetividad en el mundo no es ser una nada, sino ser una fe perceptiva en continuo intercambio con un mundo también perceptivo. En su "Fenomenología de la Percepción" se nos dice:
No puedo ya fingir ser una nada y escogerme continuamente a partir de nada. Si es por la subjetividad que la nada aparece en el mundo, puede decirse también que es por el mundo que la nada llega a ser. Soy un rechazo general de ser cualquier cosa, acompañado en secreto por una aceptación continua de tal forma de ser calificada. Pues incluso éste rechazo general cuenta aún entre las maneras de ser y figura en el mundo. Verdad es que puedo, a cada instante, interrumpir mis proyectos. Pero ¿qué es este poder? Es el poder de comenzar otra cosa, pues nosotros nunca permanecemos en suspenso en la nada. Estamos siempre en la plenitud, en el ser, como un rostro, siquiera en reposo, siquiera muerto, está siempre condenado a expresar algo (hay muertos asombrados, tranquilos, discretos), y como el silencio es aún una modalidad del mundo sonoro. Puedo romper toda forma, puedo reírme de todo, no hay casos en los que esté enteramente preso: no es que me retire dentro de mi libertad, es que me comprometo, me empeño, en otra parte. En lugar de pensar en el duelo, miro mis uñas, o tomo el desayuno, o me ocupo de política. Lejos de que mi libertad esté siempre sola, nunca está sin cómplice, y su poder de desgarro perpetuo se apoya en mi compromiso universal en el mundo. Mi libertad efectiva no está más acá de mi ser, sino ante mí, en las cosas.
Merleau-Ponty pareciera no tener suficientemente en cuenta que la NADA en Sartre, y para la subjetividad concreta, no es algo a lo que se enfrenta-y-ya, sino precisamente un PODER NIHILIZADOR que puedo ejecutar o al que puedo ser sometido por otras subjetividades. Lo que falta en Merleau-Ponty, en definitiva, es una *filosofía de la intersubjetividad* entre estos "seres de la fe perceptiva" que seríamos todos según su filosofía. No estoy del todo seguro de que la NIHILIZACIÓN sea adecuadamente tratada por Merleau-Ponty ... lo que no impide, por supuesto, que alguien pudiera intentar desarrollar este punto. Mi conocimiento limitado de la recepción merleau-pontiana mi impide tocar más de cerca este punto, aunque imagino que debe haber múltiples posiciones al respecto.
Por otro lado, la idea de que la LIBERTAD está siempre condicionada por HORIZONTES PATENTES o LATENTES me parece muy correcta. Contra Sartre podríamos decir que no "nihilizo-y-ya", sino que "cambio-de-tema" y es precisamente este "cambio-de-tema" lo que "nihiliza" mi elección perceptiva, volitiva, judicativa, etc., previa.
Y esta sería, a mí entender, la manera de intentar elaborar una filosofía de la libertad desde Gurwitsch, mi fenomenólogo favorito.
¡Hasta la próxima!