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No es esta la frase chascarrillo que se ha hecho popular, tanto por detractores de Linux como por defensores que la repiten con ironía. La frase original es "Linux es gratis si tu tiempo no tiene valor". Provenía de un programador veterano llamado
Pero aun hay más. Esta es la cita completa:
"This is the part where I start getting hate mail from people, and cheerleading messages telling me to take a look at it again, because it’s so much better now. I understand. I’ll take your word for it. And when the time comes to replace the Os2 I have today, maybe my next machine will run Linux. But as we all know, Linux is only free if your time has no value, and I find that my time is better spent doing things other than the endless moving-target-upgrade dance."
En cierto sentido, esta opinión ha marcado muchos años de discurso dentro de las comunidades de software libre, porque en su aparente humildad y simpleza esconde mucho veneno. Una constante espina clavada que algunos niegan como premisa, y otros abordan desde la perspectiva de que el contexto en 1998 era diferente al actual, sea en la década de 2010 o de 2020 (¿Dónde ha quedado ya Os2?). Yo quiero argumentar que no es que su premisa sea falsa, es que hemos adoptado un marco mental muy cerrado en el que sólo hay una métrica tirana, dictadora, que todo lo gobierna: La productividad.
La narrativa de la productividad es tan omnipresente, tan opresiva, que objetar contra ella es un acto de ideología radical. Nuestras sociedades actuales son miles de veces más productivas que las existentes previamente a la revolución industrial, y aunque se podría objetar que nuestro bienestar también ha crecido, no lo ha hecho en la misma medida, y casi a pesar de la tiranía de la productividad, siendo los movimientos de izquierdas lo único que ha salvaguardado, en mayor o menor medida, los derechos humanos de los individuos ante la amenaza real de vernos convertidos en esclavos.
Magnasanti es una ciudad de Simcity 3000. Es una tesis final del urbanista filipino Vincent Ocasla, el producto de años de trabajo e ingeniería, y una obra de arte que me suscita una tremenda fascinación. Simcity 3000, como la vida, no es un juego con objetivos. Es un conjunto de sistemas en los que tus acciones provocan reacciones, pero no hay ninguna métrica de éxito excepto la que te propongas. Hablar sobre todo lo que subyace tras el ejercicio de Magnasanti podría ocupar libros enteros, pero para lo que me interesa en este caso, Magnasanti es el ejemplo extremo de maximización de una métrica concreta. Densidad de población. Ningún otro factor deseable en una ciudad es relevante. Este es el resultado. Una monstruosa urbe de nueve millones de habitantes donde es matemáticamente imposible seguir creciendo.
"There are a lot of other problems in the city hidden under the illusion of order and greatness--suffocating air pollution, high unemployment, no fire stations, schools, or hospitals, a regimented lifestyle--this is the price that these sims pay for living in the city with the highest population. It's a sick and twisted goal to strive towards. The ironic thing about it is the sims in Magnasanti tolerate it. They don't rebel, or cause revolutions and social chaos. No one considers challenging the system by physical means since a hyper-efficient police state keeps them in line. They have all been successfully dumbed down, sickened with poor health, enslaved and mind-controlled just enough to keep this system going for thousands of years. 50,000 years to be exact. They are all imprisoned in space and time." Vicente Ocasla.
Aparte de las múltiples reflexiones que os haya suscitado un tema como este, a donde quiero llegar tras este largo rodeo es a la idea de que en una sociedad capitalista, nos hemos obsesionado con la métrica de la productividad del mismo modo que el urbanista ha perseguido la densidad, y nos hemos olvidado de lo demás. Cuando Zawinski dijo que Linux es gratis si tu tiempo no vale nada, podemos deducir una siniestra conclusión: En el marco de la sociedad actual, la productividad es la métrica que le da al tiempo su valor, y Linux en 1998 no era un sistema diseñado para la productividad del usuario medio. Era un sistema diseñado por apasionados de la informática, movido por la inspiración y la creatividad, bajo ideales estrictamente no pragmáticos.
Es radical proponer que el tiempo invertido en aprender nuevas cosas, en crecer, en solucionar problemas por uno mismo, es también tiempo bien invertido. Pero está idea, que ya antaño tenía validez, se ha visto recontextualizada por el lento devenir de los acontecimientos. No sólo Linux ha mejorado exponencialmente hasta competir en igualdad con otros SO en sus mejores momentos, incluso superandolos en su propio terreno y sin visos de detener su progresión, sino que además estos sistemas han entrado desde hace unos años en una espiral de decadencia producida de manera inevitable por sus propios objetivos y políticas. Apple cada vez es más restrictivo, más dictador de lo que puedes hacer y no puedes hacer con tu hardware, hasta alcanzar cotas intolerables. Windows es peor cada día, menos seguro, más hambriento de recursos, más violador de la privacidad de sus usuarios, más congestionado por decisiones anti usuario. Nadie prefiere Windows 11 a Windows 10, y pocos habrían cambiado a Windows 10 si Windows 7 se hubiese mantenido como una opción (siendo Windows 8 un intento de asaltar un nuevo paradigma de hardware, con terrible resultado). En un futuro próximo, Windows no va a ir a mejor. No va a salir de la barrena. De modo que es de sabios aprender a liberarse y volver a un ecosistema donde tu puedes poner tus prioridades por encima de las de la empresa en la que lo único que importa son sus beneficios.
Microsoft, Google, Apple, todas estas compañías entienden que tu tiempo sí tiene valor... para ellos. El usuario dona este valor y es explotado para su beneficio. Por ello, si valoras tu bienestar, tu privacidad y tu tiempo, no se lo regales a estas compañías a precio de saldo. Linux tiene infinito valor, porque tu tiempo no tiene precio.
Adendo: Más allá de todas estas cuestiones ideológicas y teoricas, la vida ya es suficientemente difícil, de modo que entiendo el argumento de la comodidad para no intentar el salto. Sin embargo, como dije en el párrafo anterior, Linux está listo. Es un sistema cómodo y accesible... Si lo enfocas adecuadamente. Idea para post futuro: "Decálogo de un enfoque para la transición y el aprendizaje de linux", porque aprender es siempre crecer.