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Para los fenomenólogos interesados en la *fenomenología social* hay vida después de Schutz. Una de las figuras más destacadas en este sentido es Gerda Walther, perteneciente a lo que comúnmente se conoce como la orientación "temprana" de la fenomenología. Es decir: más cercana a las reflexiones husserlianas de las "Investigaciones Lógicas" (mal llamadas 'realistas') que de "Ideen" y obras posteriores.
El primer maestro de Gerda en fenomenología fue Pfänder, el autor de "Motivo y Motivación", por cuyas investigaciones psicológicas y filosóficas Gerda se vio fuertemente influenciada. Tempranamente Gerda Walther ve la posibilidad de llevar a cabo una fenomenología de lo social capaz de analizar la relación siempre conflictiva y variable entre el individuo y la comunidad, capaz de constituirse en una reflexión más profunda sobre el tema que las que habían ofrecido hasta el momento figuras como Eckhart, Hegel, Marx, Engels, Kautsky, Bebel, Adler, Simmel, Scheler o Weber.
Más en particular, Gerda Walther desarrolló una peculiar *teoría de los actos sociales*. Para ella, un acto califica como social si y solo si se lleva a cabo en nombre de, o a favor de, una comunidad. De ese modo, si Ana se levanta a la mañana, mira unas horas sus redes sociales y a la tarde vota en unas elecciones legislativas; sólo el tercero de sus actos cuenta como un *acto social*. Chequear las propias redes sociales no constituiría, para un ella, un *acto social* en sentido auténtico, dado que no se hace en nombre de, ni a favor de, ninguna comunidad.
Esto es especialmente interesante si lo comparamos con la concepción corriente de las teorías fenomenológicas de los *actos sociales*, categoría que suele reducirse a la de *acto empático*. Pensemos en un Schutz, pero más aún, en un Reinach, para quien un *acto social* es aquel en que me dirijo a otra persona y que implica algún tipo de captación del alter-ego al que me dirijo.
Para Walther las teorías como las de Schutz o Reinach no dan cuenta de lo *verdaderamente social* de un *acto social*, esto es, que *constituyen comunidades*. Y es así que su propia teoría de los *actos sociales* está destinada a intentar dar cuenta de tal constitución (pasiva) de lo que tardíamente, Husserl va a denominar *comunidades intermonádicas*.
Este es un problema al que también Edith Stein —otra discípula de Reinach— va a dedicar una parte considerable de su propia obra.
La vida de Walther es tan interesante como su obra. Nació y creció en un ambiente de interacción social donde se encontraban los enfermos y los sanos, los ricos y los pobres, los intelectuales y los iletrados. Su padre era dueño y director de un hospital de tuberculosis en la Selva Negra, y, desde muy joven, Gerda Walther tuvo contacto directo con el movimiento socialista de Alemania. A los 19 años era una activista política marxista y, a pesar de no estar totalmente convencida de esta decisión, comenzó sus estudios en la Universidad de Múnich en 1916. Fue ahí donde conoció a Alexander Pfänder, su primer maestro.
Sin embargo, Pfänder desconoció la importancia del giro trascendental husserliano en su obra "Ideen", y Walther se decidió, en 1917, a ir a estudiar directamente como el fundador de la fenomenología. Husserl, quien no sabía si aceptar o no a tan intrépida estudiante, le pide a Edith Stein que la ponga a prueba. Huelga decir que Edith Stein consideró a la joven Gerda una fenomenóloga "muy prometedora".
Para terminar esta breve nota, recordemos que ante la pregunta sobre si la *identificación* juega algún rol en la constitución de comunidades, tenemos tres respuestas típicas:
Stein: No.
Scheler: Sí.
Walther: Sí.
Para Stein la identificación con mi comunidad no juega ningún rol relevante en la constitución de la misma, dado que dicha constitución pasa por otro lado. Para Scheler, en cambio, sí se requiere un nivel básico de identificación, pero no una identificación tal que el individuo se vea absorbido completamente por el colectivo al que pertenece. Esto es particularmente interesante, dado que Aron Gurwitsch estudia precisamente este caso, que, aún cuando no sea necesario para la constitución de una comunidad intersubjetiva, de todas formas ocurre repetidamente a lo largo de la historia. Por último, Gerda Walther, contradiciendo en este punto a Edith Stein —que para entonces era algo así como su estudiante— dedica parte de su obra, lo mismo que Gurwitsch, a estudiar esta forma intensa de identificación, donde el —por así llamarlo— momento de unidad es más fuerte: la comunidad como *Einigung* o *Vereinigung*, un volverse-uno-con-la-comunidad que puede, en cierto sentido, desdibujar la identidad del Yo.
Esto es todo por ahora, じゃあね.