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De padre cubano y alcohólico y madre cherokee, nació en Miami en enero de 1976, pero pasó gran parte de su infancia en Rogersville, Tennessee. Con 12 años su padre se lo llevaba a la oficina donde trabajaba como transportista, y allí tuvo su primer contacto con la informática, mientras el hijo del jefe tecleaba en alguno de los dos equipos de la oficina.
Una de las veces en que el hijo del jefe tecleaba más rápido de lo normal, Willie miró por encima de sus hombros y vio como tecleaba comandos en un emulador de terminal para entrar en un sistema de equipos de una agencia remota. El único equipo que Willie había tenido era un Commodore 64 que su abuela le había regalado 4 años antes.
EL chico le dice que le ayude, pulsando una tecla cuando él le diga en uno de los equipos mientras él está en el otro. Apareció un mensaje en la pantalla que decía "¡AVISO! Se encuentra en un sistema informático no autorizado del gobierno de los Estados Unidos". Aquello no presagiaba nada bueno.
Después el chico se relaja y le explica a Willie sobre la capacidad de los equipos informáticos. Le explica sobre el hacking, sobre la satisfacción de poder entrar y la emoción obtenidas con el hacking, pero no le dice nada del robo de información confidencial o la destrucción de datos. Esta sería una de las primeras lecciones educativas sobre el hacking que tendría lugar en aquella oficina, situada en un garaje.
Sus padres estaban separados. Su padre era alcohólico y los trabajos le duraban menos que una botella de licor. En invierno dormía con más ropa de la que se ponía para ir al colegio, y en verano se asaban. Comían gracias a los servicios sociales.
Con 14 años se fue a Miami con su madre debido al aumento de alcoholismo de su padre. La nueva vida le proporcionó libertad financiera para alimentar su obsesión por los equipos informáticos, así que adquirió un 386 con Windows y DOS, y poco después, en una venta de software, todo lo que compró venía con direcciones a BBS para la descarga de actualizaciones y parches. Willie descubrió pronto miles de BBS, y posteriormente descubrió el IRC. Descubrió que habían muchos chicos online de la escuela Braddock de Miami, así que empezaron a quedar en el conocido Sillicon Valley de Miami, la Avenida 72 entre las calles 25 y 36. Allí, en los almacenes Incredible Universe gastaba bromas a los compradores poniendo avisos de error cuando probaban los equipos, incluso formateando los discos duros, ante el asombro de vendedores y propios clientes.
Se conectaba por las tardes, y tras una pausa para comer, seguía para el resto de la noche. Una de esas noches, en mitad de las Nuke Wars, recibió un ataque WinNuke dirigido a su puerto 139 que le borró los directorios del sistema. En la escuela contactó con alguien que tenía al menos 100 cuentas raíz desde donde podía lanzar contraataque DoS, y se especializó en vigilancia y reconocimiento, merodeando sin que le detectaran y recopilando información de usuarios en auténticos expedientes, lo que sin duda, le sirvió para su futuro como hacker sin saberlo.
Como los parches de Microsoft tardaban meses en llegar, tuvo que aprender a defenderse por su cuenta. Aprendió a configurar conjuntos de reglas sobre distintos cortafuegos, y se familiarizó con protocolos como ICMP. Pronto, sus amigos y él formaron un grupo de guerreros del IRC porque estaban hartos de que script kiddies les borraran los directorios o los echaran del IRC.
Estas guerras no duraron mucho, pero impregnó a Willie sobre el tema de la seguridad informática.
En la escuela, se hizo con la contraseña de la profesora de mecanografía mediante un ingenioso plan: poner tiza en el teclado para averiguar la contraseña. Tras conseguir acceso privilegiado, se aprobó la asignatura, y de paso, elaboró un mapa de toda la red.
Con 18 años, y tras varias noticias de capturas de jóvenes hackers de 19 años, Willie se empezó a replantear su futuro. Es el año 1996 y el FBI informa que más de la mitad de los ataques se producen desde dentro de las empresas. Han robado miles de tarjetas de crédito, han hecho defacements en varias webs gubernamentales y Kevin Mitnick acaba de ser declarado culpable.
Con 19 años, trabajaba en una empresa local en control de calidad e investigación de equipos informáticos. El aburrimiento hizo que se hiciera pasar por un empleado nuevo, Joey Simpson, y mediante ingeniería social, consiguió una tarjeta y se coló en el centro de operaciones de llamadas de la empresa. Cameló al encargado para que le facilitara acceso a una cuenta del ordenador que había ocupado, y sacó un disquete con el programa L0phtCrack, se hizo con los archivos SAM de Windows NT y sacó las contraseñas. Ahora era propietario de la red.
Entonces pasó algo; pensó en qué estaba haciendo, donde quería llegar, y si su incursión podría costarle el empleo a los 500 trabajadores que había allí, así que tras copiar los ID de cien usuarios, se guardó los disquetes y salió como había entrado.
Dejó de ser Spirit, los IRC, las cuentas ISP y se dedicó a una perspectiva totalmente diferente. Abandonó Miami para ir a trabajar a otra localidad.
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