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Si bien es común hoy en día persentar a las tecnologíasd el cómputo como un producto del capitalismo creado con el respaldo del Pentágono, en la URSS de la década de 1960 algunos científicos e ingenieros venían a las computadoras como "máquinas del comunismo", y avanzaban su propia visión de una red global de información.
En su videoproyecto de ciencia ficción After Scarcity, la artista iraní Bahar Noorizadeh rastrea a los cibernéticos soviéticos de la década 1950-1980 en su intento de construir una economía planificada completamente automatizada. Presenta esto como una historia alternativa, la cual observa como el potencial económico de los experimentos cibernéticos socialistas y su poder para desafiar la visión mundial financiera contemporánea.
En busqueda de narrativas alternativas para el futuro, más y más artistas, diseñadores especulativos, e investigadores de todo el mundo voltean sus ojos a la historia de la cibernética soviética. "Cómo podríamos utilizar el cómputo para liberarnos de nuestro estadío actual de feudalismo digital y avanzar hacia nuevas utopías posibles?" se pregunta en su film.
Por un lado, esto nos permite pensar sobre cómo esta internet alternativa podría haber cambiado el curso de la historia. ¿Para qué podría haber utilizado esta tecnología el Partido Comunista de la Unión Soviética y sus fuerzas armadas? POdría la internet soviética haber creado una tiranía digital. Teniendo su propia internet, ¿Cómo habría respondido la URSS a la caída en los precios del crudo, la Perestroika y la Glasnost?. Y cómo se hubiese visto la URSS al final de 1991? Cómo podría haberse dado la Guerra Fría si la internet como la conocemos hubiese sido rivalizada por una alternativa de cariz soviético desde la década de 1960?
Por otro lado, explorar este legado nos permite envisionar qué impacto hubiesen tenidos las ideas de este socialismo digital no realizado en nuestras vidas contemporáneas. El trabajo de Noorizadeh nos hace pensar cómo hubiese sonado la famosa fórmula de Vladimir Lenin "El Comunismo es el podér del Soviet más la electrificación del país entero" em un mondo de blockchain y de la Internet de las Cosas?
La USRR no era el único país que experimentaba con el cibersocialismo. En 1970, el gobierno chileno bajo Salvador Allende comisionó al cibernético británico Safford Beer para desarrollar un sistema de cómputo conocido como Proyecto Cybersyn. Sin embargo, la visión fue abandonada debido al violento golpe militar liderado por Augusto Pinochet, y el proyecto resultó desmantelado deliberadamente.
Fue el boom económico de comienzos de la década de 1960 en la URSS que llevó a la idea del comunismo soviético con un rostro cibernético. Con una economía cada vez más en ebullición, se hacía más difícil su administración, y las masivas cantidades de datos generadas eran difícils de procesar, con los cual las ramas de la industria eran casi imposibles de harmonizar. Se hizo claro que las tareas de la administración pública requerían ser facilitadas con el uso de computadoras y sistemas de control industrial (ICS) que ya eran utilizados ampliamente en la industria para la defensa.
Victor Glushkov at a Dnepr computer control desk. Left to right: Boris Timofeev, Volodymyr Skurihin, Lyudmyla Korytnaya, Leonid Zhuk, Volodymyr Kalenchuk, Victor Glushkov, Boris Malinovsky, 1960.
After Scarcity se enfoca en la figura de Victor Glusjov, un matemático visionario y director del Instituto de Cibernética de la Academia Ucraniana de Ciencias, quien lideraba los esfuerzos soviéticos para tratar con el empantanamiento económico que se avecinaba. Gracias a él, el país vieo la apareción de nuevos institutos especiizados y deparamentos dentro de las principales universidades, todos los cuales compartían un objetiv: entrenar nuevos especialistas en cómputo e ICS.
Mientras que los estalinistas se oponían a la cibernética, considerándola una pseudociencia burguesa, los cibernéticos como Victor Glusjov cobraron prominencia en los 60s en la medida que las demandas buraocráticas de una economía centralmente planificada amenaazaba con convertir a la Unión en un estado administrativo absurdista". afirma Noorizade en su film.
Uno de los objetivos prácticos más grandes de Glúsjov fue la creación de un Sistema Automatizado Nacional para la Computación y el Proceso de Información (OGAS). Creía que frente al empantanamiento económico, esta sería la única senda posible para que el país continuase desarrollándose. Glúsjov envisionó miles de computadoras locales conectadas una a la otra a través de un servidor regional. La red de mainframes sería supuestamente sincronizada a escala nacional y estaría conectada al centro de cómputo principal en Moscú. La idea principal detrás del proyecto era hacer la toma de decisiones administrativas menos desviadas, y mejorar dramáticamente la industria y la eficiencia del transporte.
El proyecto de Glúsjov no fue el único intento fallido para crear la internet soviética. En 1969, el Coronel Ingeniero Anatoli Kitov propuso la creación de un "sistema de gestión automático unificado" para la economía nacional que enlazaría grandes redes de computadoras instaladas en las grandes factorías y agencias de gobierno. El proyecto - sin embargo - nunca recibió el beneplático del premier soviético Nikita Jruschev.
Las razones políticas detrás del fracaso del OGAS y las complejas relaciones entre la información y el poder político fueron estudiados por el historiador de la ciencia Slava Gerovish en su artículo "InterNyet, porqué la Unión Soviética no construyó una red nacional de computadoras".
Los cibernéticos aspiraban a reformar el gobierno soviético con una herramienta tecnológica cuyos usos definió el gobierno mismo. Esto dio como resultado - de forma natural - la trasnsforamción de la herramienta en sí, de un vehíco de reforma a un pilar del status quo.
Un obituario publicado en los Estados Unidos describe a Glusjov como el "Zar de la Cibernética soviética". En su libro "Fundamentos de la Informática sin Papel" publicado unos pocos meses luego de su muerte, escribe una predicción visionaria:
Suficientmente pronto los libros, diarios y revistas en papel dejarán de existir. Cada persona tendrá una libreta electrónica - una combinación de pantalla plana y un mini transmisor de radio. Sin importar el lugar que ocupemos en el mundo, su introduces un código específico en la libreta, serás capaz de pedir textos e imágenes de bases de datos remotas gigantes. Esto reemplazara para siempre no sólo a libros, revistas y diarios, sino también a la televisión".
A pesar de estar escrito para una audiencia orientada a las matemáticas, el volúmen se hizo popular con gente que no tenía nada que ver con las ciencias del cómputo. Glusjov también especuló sobre las tecnologías computacionales en la vida diaria: aparatos de televisión futuro y su contenido, teléfonos multifunción, máquinas de lavar protgramables, documentación y correspondencia sin papeles, juegos de computadora, programación basada en lenguajes (un prototipo de los asistentes personales como Siri o Alexa), diarios y revistas electríonicas, e incluso dinero electrónico (el equipo de Glúsjov propuso un proyecto de moneda electrónica soviética en 1962).
Para la fiesta de Año Nuevo, los empleados del Instituto de Glushjov se les ocurrió la "Cibertonia": un país virtual regido por un consejo re robots. Los entusiastas de Cibertonia organizaron actividades regulares en Kiev y Lvov incluyendo conferencias y fiestas infantiles, folletos impresos, y emitían su propia moneda. Incluso esbozaron una Constitusión de Cibertonia, en el cual Cibertonia se trasfromó en un proyecto de diseño especulativo que imaginaba un futuro cibernético soviético que nunca vio la luz.
En su libro de 2016 "Cómo no conectar una nación: la difícil historia de la internet soviética", el estudioso de los medios Benjamin Peters muestra claramente que la burocracia es la que debe culparse por el fracaso del proyecto de la red de datos soviética. En lugar de crear un ambiente de investigación colaborativo, diferentes agencias concentradas en su interés propios y sus burócratas se pusieron de pié solo por su propia agenda. La Unión Soviética fue incapaz de construir su propia red - no porque careciese de las tecnologías o la institución de la propiedad privada, sino porque fue imposible obtener un proyecto a esta escala que fuese aprobado por todas las agencias requeridas, cuyos intereses - a veces - contradecía.
Las primeras redes de datos civiles globales fueron desarrolladas entre capitalistas cooperativos, no entre socialistas competitivos. Los capitalistas se comportaron como socialistas, mientras que los socialistas se comportaron como capitalistas", escribe Peters.