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[1] 'lr. Ésta es una Escritura que te hemos revelado para que, con permiso de su Señor, saques a los hombres de las tinieblas a la luz, a la vĂa del Poderoso, del Digno de Alabanza,
[2] de Alá, a Quien pertenece lo que está en los cielos y lo que está en la tierra. ¡Ay de los infieles, por un castigo severo...!
[3] Quienes prefieren la vida de acá a la otra y desvĂan a otros del camino de Alá, deseando que sea tortuoso, están profundamente extraviados.
[4] No mandamos a ningĂşn enviado que no hablara en la lengua de su pueblo, para que les explicara con claridad. Alá extravĂa a quien Él quiere y dirige a quien Él quiere. Ă©l es el Poderoso, el Sabio.
[5] Ya hemos enviado a MoisĂ©s con Nuestros signos: «¡Saca a tu pueblo de las tinieblas a la luz y recuĂ©rdales los DĂas de Alá!» Ciertamente, hay en ello signos para todo aquĂ©l que tenga mucha paciencia, mucha gratitud.
[6] Y cuando MoisĂ©s dijo a su pueblo: «Recordad la gracia que Alá os dispensĂł cuando os salvĂł de las gentes de FaraĂłn, que os sometĂan a duro castigo, degollando a vuestros hijos varones y dejando con vida a vuestras mujeres. Con esto os probĂł vuestro Señor duramente».
[7] Y cuando vuestro Señor anunció: «Si sois agradecidos, os daré más. Pero, si sois desagradecidos,... Ciertamente, Mi castigo es severo».
[8] Moisés dijo: «Si sois desagradecidos, vosotros y todos los que están en la tierra... Alá Se basta a Sà mismo, es digno de alabanza».
[9] ¿No os habéis enterado de lo que pasó a quienes os precedieron: el pueblo de Noé, los aditas, los tamudeos, y los que les sucedieron, que sólo Alá conoce? Vinieron a ellos sus enviados con las pruebas claras, pero llevaron las manos a sus bocas y dijeron: «No creemos en vuestro mensaje y dudamos seriamente de aquello a que nos invitáis».
[10] Sus enviados dijeron: «¿Es posible dudar de Alá, creador de los cielos y de la tierra? Él os llama para perdonaros vuestros pecados y remitiros a un plazo fijo». Dijeron: «No sois más que unos mortales como nosotros. QuerĂ©is apartarnos de los dioses a los que nuestros antepasados servĂan. ¡Aportadnos, pues, una autoridad evidente!»
[11] Sus enviados les dijeron: «No somos más que unos mortales como vosotros, pero Alá agracia a quien Él quiere de Sus siervos. Y nosotros no podemos aportaros una autoridad sino con permiso de Alá. ¡Que los creyentes confĂen en Alá!»
[12] ÂżCĂłmo no vamos a poner nosotros nuestra confianza en Alá, si nos ha dirigido en nuestros caminos? Tendremos, ciertamente, paciencia, a pesar de lo mucho que nos molestáis. ¡Que los que confĂan confĂen en Alá!
[13] Los infieles dijeron a su enviados: «¡Hemos de expulsaros de nuestro territorio, a menos que volváis a nuestra religiĂłn!» Su Señor les inspirĂł: «¡Hemos de hacer perecer a los impĂos
[14] y hemos de instalaros, después de ellos, en la tierra! Esto es para quien tema Mi condición y tema Mi amenaza».
[15] Pidieron un fallo y todo tirano desviado sufriĂł una decepciĂłn.
[16] Le espera la gehena y se le dará a beber una mezcla de pus y sangre,
[17] a tragos, que apenas podrá pasar. La muerte vendrá a él por todas partes, sin que llegue a morir. Le espera un duro castigo.
[18] Las obras de quienes no creen en su Señor son como cenizas azotadas por el viento en un dĂa de tormenta. No pueden esperar nada por lo que han merecido. Ése es el profundo extravĂo.
[19] ÂżNo has visto que Alá ha creado con un fin los cielos y la tierra? Si Él quisiera, os harĂa desaparecer y os sustituirĂa por criaturas nuevas.
[20] Y eso no serĂa difĂcil para Alá.
[21] Todos comparecerán ante Alá. Los dĂ©biles dirán entonces a los altivos: «Nosotros os seguĂamos. ÂżNo podrĂais ahora servirnos de algo contra el castigo de Alá?» Dirán: «Si Alá nos hubiera dirigido, os habrĂamos dirigido. Da igual que nos impacientemos o que tengamos paciencia: no tenemos escape...»
[22] El Demonio dirá cuando se decida la cosa: «Alá os hizo una promesa de verdad, pero yo os hice una que no he cumplido. No tenĂa más poder sobre vosotros que para llamaros y me escuchasteis. ¡No me censurĂ©is, pues, a mĂ, sino censuraos a vosotros mismos! Ni yo puedo socorreros, ni vosotros podĂ©is socorrerme. Niego que me hayáis asociado antes a Alá». Los impĂos tendrán un castigo doloroso,
[23] mientras que a quienes hayan creĂdo y obrado el bien se les introducirá en jardines por cuyos bajos fluyen arroyos y en los que estarán, con permiso de su Señor, eternamente. Como saludo oirán: «¡Paz!»
[24] ÂżNo has visto cĂłmo ha propuesto Alá como sĂmil una buena palabra, semejante a un árbol bueno, de raĂz firme y copa que se eleva en el aire,
[25] que da fruto en toda estaciĂłn, con permiso de su Señor? Alá propone sĂmiles a los hombres. Quizás, asĂ. se dejen amonestar.
[26] Una mala palabra es, al contrario, semejante a un árbol malo arrancado del suelo: le falta firmeza.
[27] Alá confirma con palabra firme a quienes creen, en la vida de acá y en la , otra. Pero Alá extravĂa a los Ămpios. Alá hace lo que quiere.
[28] ¿No has visto a quienes cambian la gracia de Alá por la incredulidad y alojan a su pueblo en la morada de perdición?
[29] En la gehena, en la que arderán. ¡Qué mala morada...!
[30] Atribuyeron iguales a Alá para extraviar a otros de Su camino. Di: «¡Gozad brevemente! ¡Estáis destinados al Fuego!»
[31] Di a mis servidores creyentes que hagan la azalá y que den limosna, en secreto o en pĂşblico, de lo que les hemos proveĂdo, antes de que venga dĂa en que ya no haya comercio ni amistad.
[32] Alá es Quien ha creado los cielos y la tierra y ha hecho bajar agua del cielo, mediante la cual ha sacado frutos para sustentaros. Ha sujetado a vuestro servicio las naves para que, por Su orden, surquen el mar. Ha sujetado a vuestro servicio los rĂos.
[33] Ha sujetado a vuestro servicio el sol y la luna, que siguen su curso. Ha sujetado a vuestro servicio la noche y el dĂa.
[34] Os ha dado de todo lo que Le habĂ©is pedido. Si os pusierais a contar las gracias de Alá, no podrĂais enumerarlas. El hombre es, ciertamente, muy impĂo, muy desagradecido.
[35] Y cuando Abraham dijo: «¡Señor! ¡Que estĂ© segura esta ciudad! ¡Y evita que yo y mis hijos sirvamos a los Ădolos!
[36] ¡Señor! ¡Han extraviado a muchos hombres! Quien me siga será de los mĂos. Pero quien me desobedezca... TĂş eres indulgente, misericordioso.
[37] ¡Señor! He establecido a parte de mi descendencia en un valle sin cultivar, junto a tu Casa Sagrada, ¡Señor!, para que hagan la azalá. ¡Haz que los corazones de algunos hombres sean afectuosos con ellos! ¡ProvĂ©eles de frutos! Quizás, asĂ, sean agradecidos.
[38] ¡Señor! Tú sabes bien lo que ocultamos y lo que manifestamos. No hay nada, en la tierra como en el cielo, que se esconda a Alá.
[39] ¡Alabado sea Alá, Que, a pesar de mi vejez, me ha regalado a Ismael e Isaac! Mi Señor oye, ciertamente, a quien Le invoca.
[40] ¡Señor! ¡Haz que haga la azalá, y también mi descendencia, Señor, y acepta mi invocación!
[41] ¡Señor! PerdĂłnanos, a mĂ, a mis padres y a los creyentes el dĂa que se ajusten cuentas».
[42] No creas que Alá se despreocupa de lo que hacen los impĂos. Les remite solamente a un dĂa en que mirarán con los ojos desorbitados,
[43] corriendo con el cuello extendido, erguida la cabeza, clavada la mirada, el corazĂłn vacĂo.
[44] ¡PrevĂ©n a los hombres contra el dĂa en que tendrá lugar el Castigo! Entonces, dirán los impĂos: «¡Señor! ¡RemĂtenos a un plazo prĂłximo para que respondamos a Tu llamada y sigamos a los enviados!» «¿No jurasteis en otra ocasiĂłn que no conocerĂais el ocaso?
[45] Habitasteis las mismas viviendas que habitaron quienes fueron injustos consigo mismos y se os mostró claramente cómo hicimos con ellos. Os dimos ejemplos...»
[46] Urdieron intrigas, pero Alá las conocĂa, y eso que eran intrigas como para trasladar montañas.
[47] No creas que Alá vaya a faltar a la promesa hecha a Sus enviados - ¡Alá es poderoso, vengador!-,
[48] el dĂa que la tierra sea sustituida por otra tierra y los cielos por otros cielos, que comparezcan ante Alá, el Uno, el Invicto.
[49] Ese dĂa verás a los culpables encadenados juntos,
[50] sus indumentos hechos de alquitrán, cubiertos de fuego sus rostros.
[51] Alá retribuirá asà a cada uno según sus méritos. ¡Alá es rápido en ajustar cuentas!
[52] Éste es un comunicado dirigido a los hombres para que, por él, sean advertidos, para que sepan que Él es un Dios Uno y para que los dotados de intelecto se dejen amonestar.