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«Sus ojos se entornaron», tango zombi Música: Carlos Gardel Letra: Alfredo Le Pera Sus ojos se entornaron, y el mundo está azorado. Su boca, que era mía, me quiere devorar... Se acabaron los ecos de su gemir sonoro... ¡Ahora clama cerebros!... ¡Me hace tanto mal! Fue mía la rugosa sarcoma de sus manos que dieron a mis penas caricias de bondad. Y ahora que la evoco hundido en mi espanto, mis piernas, aflojadas, se niegan a rajar. Y no tengo el consuelo de poder gritar. ¿Por qué mi Juana, tan cruel, volvió a la vida? ¿Por qué esa mueca siniestra de la muerte? Quise matarla y no pudo mi suerte. ¡Cómo me duele y se ahonda mi herida! Yo sé que ahora vendrán caras extrañas con sus mortajas a darme más tormento. ¡Huele a podrido! ¡Jodido cementerio! ¡La puta madre que lo parió! Como perros de presa los fiambres traicioneros deseando mi cerebro galopaban detrás. Y escondida en las aguas de su mirada buena la muerte agazapada marcaba su compás. En vano yo alentaba febril una esperanza. Clavó en mi carne viva sus garras el dolor; y mientras en las calles en loca algarabía el gran final del mundo llegaba y se reía, mordiendo mi intestino me morfó “mi amor”.