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Cultura libre digital[1] © 2012 por @axebra, EDRI, FCForum, Fernando Acero Martín, Jaron Rowan, Rubén Martínez, Simona Levi. CC BY-SA.
1: https://arxius.laloka.org/recursos/Llibres/cultura-libre-digital.pdf
Por Ruben Martínez, páginas 44-48.
Esta es tú tierra, esta es mi tierra, desde Calahorra hasta Wikipedia. FUNDACIÓN ROBO
Los cercamientos (enclosures) fueron una serie de leyes que el Parlamento inglés ejecutó durante los siglos XVII bajo las que se expropiaron tierras en régimen comunitario (commons). Estos recursos suponían un medio de existencia para las clases campesinas. Este fue un episodio fundamental para entender el paso de una economía feudal al capitalismo supuso el desenlace que ya conocemos: la supresión de los medios de producción a las personas que producían riqueza trabajando la tierra.
Es así como los comuneros perdieron su capacidad de sostenerse a través de la explotación de dichos recursos naturales y conformarán una masa proletarizada obligada a ofrecer su fuerza de trabajo para sobrevivir. Este fenómeno discurre en paralelo a dos acontecimientos no menos importantes, el proyecto colonial y la caza de brujas -proceso al que Karl Marx no prestó atención y que Silvia Federici ha estudiado con precisión médica-, ambos caracterizados por el uso de niveles extremos de violencia.
Estos procesos desmienten las teorías de los economistas clásicos que explicaron el desarrollo del capitalismo como producto de una serie de acontecimientos «naturales». La transición de una economía feudal a los primeros estadios del capitalismo (en esos momentos mercantilismo) no fue para nada un proceso limpio ni natural, al contrario, fue un período violento, repleto de revueltas y brutalidad. Si bien, como nos recuerda Elinor Ostrom, a día de hoy la gestión comunitaria de recursos naturales sigue existiendo y en ocasiones se muestra más eficaz que los modelos de gestión basados en la propiedad pública o privada, el régimen de propiedad comunal ha sido largamente ignorado cuando no invisibilizado institucionalmente.
Vemos así cómo el violento capítulo histórico protagonizado por los enclosures, la colonización de tierras indígenas y la persecución y monitorizacion del cuerpo femenino fue la condición necesaria para asegurar los procesos de acumulación del capital. Si bien con formas, estrategias y con herramientas e injusticias, sin duda diferentes, algunos elementos de este proceso amenazan con repetirse hoy en la esfera digital. Hablar de cercamientos digitales es hablar del imperativo de los derechos de propiedad intelectual, de la (fallida en su intento) ley Sinde, de las patentes farmacéuticas y sobre el genoma, de acuerdos y leyes empujadas por multinacionales.
Tomando estas reflexiones iniciales, vamos a contextualizar de manera muy sintética cuáles han sido las decisiones y maniobras que han fijado el interés en controlar y cercar la producción social y cultural que se da en la Red. Veremos que se repiten de nuevo las amenazas de los que más tienen y más quieren que sin duda han de recibir una respuesta contundente y organizada.
Todo eso es lo que constituye el movimiento por la cultura libre, la defensa de las nuevas tierras comunales de la cultura. A continuación, nos formularemos una pregunta tan obvia como fundamental: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿En qué momento la creatividad social y la producción colectiva han sido percibidas como recursos cuyos usos y explotaciones deben ser limitado para quien lo produce? Después de intentar responder estas preguntas, veremos otras formas de relacionarse con los commons que están ligadas en la práctica o en la filosofía al movimiento por la cultura libre.
Por Jaron Rowan, página 65.
La cultura ha dejado de entenderse y gestionarse como un derecho para pasar a considerarse un recurso. La progresiva desarticulación del Estado de bienestar que estamos experimentando se caracteriza por la progresiva privatización de servicios y competencias públicas, poniendo en mano de los mercados elementos tan necesarios como la salud, la educación o como veremos a continuación, la cultura.
Página 76.
Es importante que desde movimientos como el de la cultura libre se puedan empezar a diseñar nuevos modelos productivos e infraestructuras de producción, distribución y promoción de las prácticas culturales que sean tanto sostenibles económicamente como capaces de generar procomún para de estar forma contrarrestar estos modelos caducos que además se están mostrando inefectivos para la misión que se propusieron.
Página 82.
La necesidad de constituir comunidades fuertes con derechos pero también con sus consiguientes obligaciones choca de frente con la subjetividad liberal.
Posiblemente sea la hora de cuestionar ciertas exigencias individualizadas de los creativos que quieren acceder al valor que genera su obra de una forma individual. ¿Cómo serían los sistemas que permitiesen capturar este valor de forma colectivo? ¿Cómo podemos medir y redistribuir el valor social de la cultura?
¿Cómo visibilizamos que el valor de las obras culturales no viene determinado por elementos intrínsecos a ellas sino que se deriva de sus usos sociales? Contestar a estas preguntas con rigor implicaría repensar el valor económico de la cultura no tan solo en términos económicos y por ende, desplazaría el debate de «nuevos modelos» a formas completamente nuevas de entender las relaciones cultura, economía y sociedad.
Página 83.
Es por ello que necesitamos desactivar la lógica liberal que en estos momentos domina la discusión si realmente queremos pensar en sostenibilidad y en la cultura como un conjunto de elementos y valores económicos, sociales y culturales.
Páginas 123-124.
La expresión «en la nube» se ha puesto de moda últimamente. El concepto en sí no es nada nuevo, aunque en los últimos tiempos se ha producido un aumento espectacular de las aplicaciones disponibles.
En los diagramas para representar una red de comunicaciones se usa una nube para mostrar la red que está fuera de la red del usuario. «Informática en la nube» hace referencia a cualquier servicio informático que se ejecuta dentro de la Red en vez de en el ordenador del usuario final.
Uno de los primeros ejemplos de computación en la nube es el correo web («webmail»). Los usuarios pueden acceder a su correo electrónico desde cualquier dispositivo conectado a Internet en vez de desde una sola máquina.
Con el aumento constante de la velocidad de conexión a Internet, la gama de servicios en la nube se ha multiplicado en los últimos años. Ahora, por ejemplo, podemos almacenar grandes cantidades de datos en la «nube» usando discos duros virtuales.
Igualmente, también está creciendo la oferta de software de ofimática en la nube, como procesadores de texto y bases de datos. El proyecto de sistema operativo de Mozilla Firefox OS o el Google Chrome son un paso más en la evolución hacia la informática en la nube. El sistema será accesible desde el navegador web y planea incorporar por defecto tecnologías en la nube, lo que significa que los programas que necesitas tener instalados en el ordenador serán mínimos, con una fuerte dependencia de los servicios disponibles online. Esto es justo lo contrario del modelo tradicional, en el que los programas están instalados en el ordenador y la dependencia del software en la nube es baja o nula.
Los medios de comunicación sociales son un conjunto de herramientas de comunicación online que permiten a sus usuarios crear y compartir contenidos. Los medios sociales se diferencian de los medios de comunicación convencionales en que no solo informan sino que interactúan contigo mientras te dan la información. La interacción puede ser algo tan sencillo como permitirte escribir comentarios o votar artículos o marcar como «Me gusta» o «Ya no me gusta» cualquier acción de otros usuarios. El usuario no es un mero espectador, sino que forma parte de los medios, ya que otros usuarios también pueden leer sus comentarios o reseñas.
La gente se está acostumbrando a poder responder a lo que otros escriben y a expresar su punto de vista. Esto hace que aumente la participación de la comunidad en los debates sobre temas de actualidad. El número de usuarios de medios sociales no para de crecer y con ello su influencia, lo que los hace cada vez más poderosos.
Cualquier página web que permita a sus visitantes interactuar con el sitio y con otros visitantes puede ser considerada un medio de comunicación social.
La protección de los usuarios de los medios sociales es otro tema importante, especialmente la protección de la privacidad. Aunque generalmente los usuarios pueden decidir si publican datos de carácter personal, la configuración predeterminada y la protección de los menores de edad no están exentas de polémica. Por si fuera poco, algunas páginas, como Facebook, han cambiado unilateralmente los ajustes de privacidad de sus usuarios en varias ocasiones.