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2004-11-10
Durante la última kedada bloguera, Bussy Ramone[1] me dijo (y agradeció caballerosamente), a raiz de mi post sobre el sputnik de Montalcino[2], que yo había derribado algo así como uno de sus _mitos de la infancia_.
Y, hablando de ello, salieron algunos de mis propios mitos derribados.
Las tres historias que aquí menciono son ese tipo de cosas _que todo el mundo conoce_ hasta que a uno se le ocurre indagar un poco. Y entonces, descubre que no había tal historia. Auque todo el mundo la conozca.
Un avión que viajase en linea recta desde el polo hasta el ecuador se desviaría, desde el punto de vista de un observador en tierra, hacia el Oeste, porque la tierra gira bajo él. Si el avión viajase desde el ecuador al polo, la desviación aparente sería de Oeste a Este. Para calcular este efecto con más comodidad, se recurre a una fuerza **aparente** llamada "fuerza de Coriolis"
Esto quizás necesite una pequeña explicación:
La tierra gira a una velocidad **angular** constante de una rotación diaria. Una ciudad que esté cerca del circulo polar, al igual que otra que esté sobre el ecuador, da una vuelta al día en torno al eje terrestre. Pero la ciudad sobre el ecuador tiene que recorrer más distancia en cada vuelta que la polar, porque el radio terrestre es mayor allí que en el polo, por lo que su velocidad **lineal** es mayor.
Si el avión sale de la ciudad polar en dirección sur, lleva un pequeño componente lateral en su movimiento (porque cuando estaba parado, giraba con esa ciudad), pero ese componente es menor que el de su ciudad de destio, en el ecuador.
Si sale del ecuador en dirección norte, lleva una velocidad lateral _mayor_ que la de su ciudad de destino.
Vale. Esta "fuerza" de Coriolis tiene importante esfectos sobre las corrientes marinas y atmotsféricas y, por ejemplo, hace que los ciclones giren en el sentido contrario al de las manecillas del reloj en el hemisferio norte, y en el mismo sentido de las manecillas del reloj en el hemisferio sur.
Y ahora es cuando, en clase, el profesor te dice "y esto mismo es lo que hace que, en el sumidero del fregadero de casa los remolinos, giren en el sentido contrario a las manecillas del reloj, al contrario de lo que ocurre en el hemisferio sur".
Creeme: Todo profesor que hable de la fuerza de Coriolis acaba mencionando el fregadero.
Y es falso.
Quiero decir: El efecto de Coriolis existe, y lo de las corrientes marinas y los huracanes y todo eso es verdad.
Pero lo de los fregaderos es falso.
Para que haya fuerzas de Coriolis debe haber una variación de radio (respecto al eje de la tierra) apreciable, cosa que no se dá en un humilde fregadero.
Hace unos años, grupos de estudiantes y científicos de ambos hemisferios prepararon una serie de experimentos que llegaron a la conclusión de que ningún comonente del giro del agua en un tanque era atribuible a esta fuerza (De paso, descubrieron que un movimiento de giro que se le hubiera dado tenía efectos horas después de que el agua se hubiese detenido aparentemente).
la historia (que ha dado lugar a multitud de relatos, chistes, fábulas con moraleja, e incluso juegos de ordenador) es esta:
De vez en cuando, los lemmings se dirigen en masa a los acantilados y se lanzan, en auténticos suicidios colectivos.
Esto se explica canónicamente así: El Lemming es un pequeño roedor que (como casi todos los roedores) se reproduce muy rápidamente. Cuando las circunstancias ambientales son buenas (mucho alimento y/o pocos depredadores) sobreviene una peligrosa superpoblación y es entonces cuando "enloquecen", les sale el instinto suicida y, claro, se suicidan. Con lo que desciende la densidad de población y, los que quedan se relajan otra vez y santas pascuas. O sea, el lemming-suicidio es un mecanismo natural para el control de población.
Lo de los lemming tiene mucho gancho: es una de esas historias del tipo "qué sabia es la naturaleza" que son tan útiles para amenizar una conversación salpicada de curiosas anécdotas.
Salvo porque es mentira podrida.
Nadie ha visto nunca este comportamiento. Nadie ha contemplado esas alfombras peludas arrojándose al mar en una cascada con millones de patitas. Nunca ha ocurrido.
Los lemmings son bastante territoriales y, efectivamente, sufren de superpoblaciones cíclicas (con gran alegría por parte de sus depredadores, y entonces se lía el follón. No les entra un ansia suicida, pero sí comienzan a ponerse "tensos" y pelearse por el dominio de sus ahora reducidos territorios. Algunos ganan las peleas. Otros las pierden. Muchos, incluso, mueren en ellas.
Los que ganan pueden quedarse con el territorio, pero los que pierden tienen que marcharse y, unos pocos, llegan al borde del mar y ya no tienen a donde huir. Quizás algunos intentarán continuar, intentarán cruzar a nado esa extensión de agua que tienen delante. Otros pocos, quizás, simplemente caigan.
Hay un cierto romanticismo en ello: La epopeya de unos pequeños roedores luchando por su supervivencia, por la oportunidad de un futuro.
Pero, lo que no hay, es suicidio.
En 1957, James Vicary efectuó un experimento en un cine de Fort Lee (New Jersey, USA), con la intención de averiguar si ciertos estímulos visuales, demasiado breves para ser percibidos conscientemente, podrían afectar al consumo de unos productos sobre otros.
Durante la proyección de una película mostró imágenes de 1/3000 de segundo con fotografías de una marca de refgrescos y otra de palomitas. Y, durante el intermedio del film, contabilizó las compras que efectuaban los espectadores.
Los resultados fueron reveladores: Las compras de ese refresco concreto se incrementaron casi un 20%, y los de la marca de palomitas subieron un espectacular 60%.
Y ese fué el inicio de la leyenda de la **publicidad subliminal**, que corrió como la pólvora.
Hasta que la "Psychological Corporation" invitó a Vicary a repetir con ellos el experimento. Experimento que repitieron. Y que no dió ningún resultado. El público no variaba sus hábitos de compra. No percibía las imágenes ultra-rápidas.
Y entonces fué cuando Vicary confesó: Nunca había hecho el experimento de New Jersey. Se lo había inventado todo.
Desde entonces, y dado el interés comercial de la idea, se han hecho muchos experimentos al respecto, y ninguno ha mostrado resultados. Poner una mujer en bikini juto al refresco sigue siendo mucho más útil.
O sea: Toda la publicidad subliminal está basada en nada.