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— ÂżDonde habrĂ© dejado el estuche de los cds?— Jonatan era un chico bastante despistado. Siempre perdĂa las cosas para volverlas a encontrar cuando no las necesitaba. HabĂa quedado con su amiga Mireia, la francesita que le volvĂa loco, para tomar algo y pasarle unos CDs de mĂşsica que le habĂa grabado la noche anterior.
— ¡Pero si los dejĂ© aquĂ encima!— revolviĂł la habitaciĂłn, que para cuando terminĂł parecĂa que habĂan entrado a robar. Al fin los encontrĂł en su sitio, lugar donde Ă©l nunca los solĂa dejar "buah, Âżque hacen aquĂ?, en fin..." pensĂł. Se puso la chaqueta de cuero llena de chapas y parches, como las solĂan llevar todos sus amigos cyberpunks, se atĂł las botas de plataforma y saliĂł pitando con su monopatĂn hacia el Neuromante, el garito de moda entre esa tribu urbana.
En la entrada se aglomeraban una docena de jĂłvenes variopintos, con crestas, cadenas, botas y escasa ropa de cuero ajustada. Desde la calle se oĂa la mĂşsica de Kraftwerk.
— Ese Telnet buenooooo— gritaron varios jóvenes al ver llegar a Jonatan, Telnet era su apodo.
— Salud hermanos, ¿habéis visto a Mir?
— Si, está dentro.
— Vale, hasta ahora gente— se adentró en el Neuromante, con esa música tecno a toda pastilla. Vio a Mir sentada en una mesa con Dev-null, Lamp y Apache. Pidió un jasper (una mezcla de soda, grosella y limón) y se sentó con ellos.
— ¿De qué habláis?
— Este, que ya está con sus paranoias de siempre.
— Que no tĂos, que os lo digo en serio, que cuando entrĂ© en el servidor de la DGT, el disco duro empezĂł a funcionar sin parar y en el chequeo posterior aparecieron las fechas de varios archivos modificadas y...
— Claaaaro, y los hombres de negro llamaron a tu puerta, Âżverdad?— todos en la mesa se rieron, menos Apache, al que no le hacĂa ninguna gracia.
— ¡Que es la DGT, no la Nasa!— se rieron todos.
— Yo sĂ© lo que pasĂł y con eso me basta— se dio media vuelta enfadado y se puso a mirar “ghost in the shell” que tenĂan puesto en ese momento en la megapantalla que habĂa al fondo del local.
— Toma Mir, esto no lo compartas con nadie, sĂłlo para ti— y le guiñó el ojo, ella le tiro un beso. Era evidente que entre ellos habĂa quĂmica.
— ¿No te pasa a veces que dejas algo en un sitio y cuando vas a buscarlo no está?
— Si, alguna vez me ha pasado, y apaguece donde menós te lo espegas, jajaja.
— Siiiii, y cuando menos lo necesitas. Sin ir más lejos estos cds me han costado un cojón encontrarlos.
— Oye, me abugo un poco y habĂa pensadĂł que tal vez te apetecegĂa venigte a casa a.... ya sabĂ©s— se le acercĂł al oĂdo y le susurró— ...a hacer maldades— se retirĂł un par de metros y le dedicĂł una sonrisa que enseñaba una hilera de perlas blanquĂsimas. Dios, como le ponĂa esa chica, su acento francĂ©s y sus jugueteos.
Salieron del Neuromante y se dirigieron a casa de Mir. VivĂa sola en un pisito pequeño pero muy bien distribuido y que ella habĂa vuelto muy acogedor. Puso mĂşsica de su grupo favorito, Cybotron, y se sentĂł frente al ordenador; Telnet se sentĂł en la cama. Los dedos de Mir volaban sobre el teclado. Al cabo de un rato dijo:
— Venga, a ver si puedes mejogaglo— en la pantalla se veĂan datos estudiantiles de una gran Universidad francesa.
— Eso está hecho— apartĂł a Mir de la silla y se sentĂł Ă©l. La velocidad de los dedos por el teclado igualaba o incluso superaba a la de Mir, y eso la ponĂa cachonda. Al cabo de poco rato aparecieron en la pantalla el mapa de un aeropuerto y muchos datos de entrada y salida de vuelos.
— ¡Olalá, genial!— dijo Mir.
Al levantarse Telnet de la silla y pasar al lado de Mir, lo cogiĂł de las cadenas de su pantalĂłn y lo aferrĂł hacia sĂ, besándolo con cierta urgencia. Se tumbaron en la cama y empezaron a meterse mano. La urgencia por apagar el fuego creciente que notaban en su interior era cada vez mayor. Se desnudaron el uno al otro bruscamente. Telnet se sorprendiĂł gratamente al ver el cuerpo desnudo de Mir. Era una chica normal, lo que se podĂa decir "del montĂłn", pero ahora que la tenĂa delante desnuda, se dio cuenta de que era mucho más que eso, y que la ropa que solĂa llevar no le hacĂa justicia.
— ¿Vas a quedagte ahà pasmadó o vas a usag esos dedos como si yo fuega tu teclado?— no necesitó decir más.
La tenĂa encima, desnuda y lo miraba con ojos de pura lascivia. Le acariciaba los pechos mientras ella se agitaba mirándole a los ojos enardecidos y los labios carnosos entreabiertos.
EmpezĂł a moverse sobre Telnet mientras ambos gemĂan. El ritmo, al principio pausado, se volviĂł rápido y desordenado mientras los gemidos aumentaban. La sintiĂł estremecerse, los gemidos eran cada vez más seguidos hasta que se dejĂł caer hacia atrás arqueando la espalda. Telnet se incorporĂł y le mordisqueĂł los pezones con deleite mientras notaba como se le ponĂan duros. Mir se restregĂł contra Ă©l con más frenesĂ, clavándole en la espalda las uñas esmaltadas en color burdeos. Telnet, que llevaba rato al lĂmite, supo que ya podĂa dejarse ir mientras Mir volviĂł a gritar, se quedĂł quieta un instante y despuĂ©s se desplomĂł sobre Telnet, respirando muy rápido y empapada en sudor. Telnet la abrazĂł muy fuerte mientras disfrutaba de los estertores de su propio clĂmax.
Se desprendiĂł cuidadosamente del abrazo bajo el que estaba y se levantĂł. EntrĂł al lavabo para orinar y nada más encender la luz la volviĂł a ver reflejada en el espejo ese espĂritu de mujer, de espaldas, que justo girar la cabeza para mirar atrás desaparecĂa, como ocurrĂa siempre. ParecĂa una chica de su misma edad. Ya no tenĂa miedo, aunque ese fenĂłmeno siempre le ocasionaba un pequeño susto.
EmpezĂł a ocurrirle ya ni recuerda cuando y al principio se asustaba tanto que salĂa huyendo de casa y no querĂa volver. Ella nunca se habĂa considerado mĂ©dium ni nada similar, de echo no creĂa en estas cosas. Lo cierto es que le ocurrĂa a rachas, y tal como empezaba finalizaba hasta la prĂłxima. No le gustaba hablar sobre lo que le ocurrĂa, asĂ que lo mantenĂa en secreto. Ya oĂa las risas y mofas de Apache, Dev-null y Lamp si lo comentara alguna vez con ellos.
Cuando acabĂł volviĂł a la habitaciĂłn y se sentĂł delante del ordenador. Eran las 8:30.
— Buenos dĂas mi querida byte, sĂ que madrugas...
— Hay que aprovechag el dĂa, Âżte he despegtadĂł con el gĂĽido del teclado?.
— No, llevo un rato despierto— Desde que Mir volviĂł a ver al espĂritu estaba un poco retraĂda, siempre le pasaba "un dĂa conseguirĂ© verle la cara, hablar con ella".
— ¿En qué piensas? A veces te veo ausente.
— Nada, cosas mĂas— podrĂa decirle a Telnet lo que le sucedĂa, aunque no querĂa que pensara que estaba loca.
— Bueno, tengo que irme, llego tarde a la Uni para aburrirme allĂ. Por cierto, esta noche no la voy a olvidar en la vida— le dio un dulce beso al que ella correspondiĂł.
— No quiego que te vayás, joooo— lo aprisionó con un largo abrazo. Cuando ya se iba por la puerta ella lo llamó
— Dime preciosa.
— No, nada, da igual, a la tagde nos vemĂłs— quiso decirle lo que habĂa visto, pero no lo hizo.
Iba en el autobĂşs camino a la Universidad de nuevas tecnologĂas donde estudiaba para sacarse “oficialmente” la titulaciĂłn de operador de sistemas. Lo cierto es que sabĂa más que cualquier profesor, por lo que se aburrĂa como una ostra, pero necesitaba sacarse el tĂtulo.
En el bus miraba a la gente y pensaba que todos entraban dentro de alguno de los perfiles que Ă©l mismo se habĂa creado. Se sorprendĂa la cantidad de gente "igual" que habĂa por el mundo, que eran fĂsicamente igual e incluso que tenĂan los mismos gestos.
LlegĂł al campus y se fue directo al local que tenĂa el grupo de frikis de los ordenadores. Se sentĂł delante de uno de ellos, que corrĂa un BSD y lo encendiĂł; "espero que funcione bien, porque Ăşltimamente van como el culo". HacĂa unas tres semanas que los ordenadores no iban bien, desaparecĂan archivos, aparecĂan otros muy extraños, los enlaces a las webs llevaban a otras webs diferentes que acababan desapareciendo para aparecer la web correcta, etc. PodĂa entender que eso pasara en aquellos ordenadores porque los tocaba todo el mundo, pero tambiĂ©n le sucedĂa con los suyos, y Mir algo le habĂa comentado tambiĂ©n. "Deben ser los hackers chinos o rusos atacando los servidores madre, como en el 2008", pensĂł Telnet no muy convencido.
Al mover el ratĂłn se fue el salvapantallas y apareciĂł una web cargada en el firefox llamada "En paralelo". Era muy comĂşn encontrarse webs cargadas, incluso sesiones de correo abiertas, pero normalmente Telnet lo cerraba todo sin mirarlo, pero hubo algo que le llamĂł la atenciĂłn, una pregunta que estaba debajo del logo de la web "ÂżNunca encuentras las cosas donde las has dejado?". No tenĂa tiempo para entretenerse con aquello, asĂ que se anotĂł la URL para mirarla en casa y saliĂł de la web. Por la tarde quedĂł con Mir en su casa, no se encontraba muy bien y no querĂa ir al Neuromante.
— ¿Estás usando el ordenador?
— No, cĂłgelo— Se sentĂł delante y tecleĂł la URL de la web, tenĂa curiosidad.
— ¿Que es eso?
— Es una web que vi en la Uni, ¿recuerdas que te dije que a veces pierdo cosas que aparecen donde no deben?, pues parece que esta web tiene la respuesta, jajaja.
— Otro paganoico como Apache...
— Si, llámame paranoico pero desde hace unas semanas me pasan cosas muy raras— "Si yo te contara", pensó Mir.
— Si, a mi tambiĂ©n, Âża veg de quĂ© va está web?— Empezaron a navegar por ella, estaba toda llena artĂculos raros, fotos y vĂdeos de fenĂłmenos paranormales de dudosa calidad, pero se fijaron en un artĂculo curioso: "La explosiones solares y los fenĂłmenos extraños".
"ÂżNunca encuentras las cosas donde las has dejado?, Âża veces te parece que lo que estás haciendo ya lo has hecho antes?, Âżves espĂritus o sombras que no deberĂan estar? Todo ello puede tener explicaciĂłn: las explosiones solares".
— Vaya, esto promete.
— Ya lo creo. Quiero contagte algo que me pasĂł esta mañana cuando me levantĂ©. Vi un espĂguitu, y no Ă©s la primega vez que lo veo, que la veo mejog dicho pogque es una chica— lejos de reĂrse de ella Telnet le prestĂł atenciĂłn— Me pasa desde hace tiempo pegĂł no es continuo, me pasa a vecĂ©s.
— ¿Cuando fue la última vez que te pasó, que tu recuerdes?.
— Ufff, creo que fueeee... si, a finales del 2012, y anteeeeessss.... a veg.... paga Sant Juan del.... creo que del 2008— Telnet hizo una rápida búsqueda y los resultados eran los que sospechaba.
— Mira, en el 2008 hubo una serie de explosiones solares que fueron tan fuertes que muchos servidores de internet cayeron y hasta la estación espacial internacional sufrió desperfectos, y claro, echaron la culpa a los hackers para no asumir las responsabilidades. Y a finales de 2012, el fin del calendario Maya, se detectó otra explosión solar que afectó a las telecomunicaciones, mmmmm, curioso.
— Mon dieu, increĂble.
— A ver que dice la web.
"Debemos dejar de ver el espacio-tiempo como un todo. El espacio no es bidimensional, sino multidimensional. Existen otros mundos que son paralelos al nuestro, donde hay otro “yo” que hace otras cosas. Asà pues, mientras tu eres mecánico de coches, tu otro “yo” puede ser ingeniero, incluso puede que viva en una ciudad diferente. Mientras que tu te casaste y tuviste hijos, tu otro “yo” puede ser un fracasado.
No podemos tener acceso a esos otros mundos, pero en ocasiones, las explosiones solares son tan fuertes que crean fuerzas capaces de doblar el espacio-tiempo y ..."
Se quedaron a oscuras, se habĂa ido la luz.
A esa misma hora Apache estaba liado de nuevo con el servidor de la DGT.
— Paranoico yo, ¡no me jodas!
De repente notó unas vibraciones y vio como cambiaba todo a su alrededor por unos segundos, como un flash, como cuando se desintoniza un canal de TV. El disco duro no paraba de girar y pudo ver por unos instantes como la web de la DGT, ahora se llamaba CEI, Comité Estatal de Investigación. Todo volvió a la normalidad.
— ¿Que ha sido eso, que ha pasado?
Picaron a la puerta y Apache se sobresaltĂł. AbriĂł y se encontrĂł a Vicente, el vecino de al lado que le pedĂa prestada la caja de herramientas.
Volvieron las vibraciones y todo a su alrededor cambiĂł, el rellano de la escalera, con las paredes de gotelĂ© de color salmĂłn se transformĂł en pared de obra vista pintada de un color gris oscuro y su vecino Vicente ya no estaba, ahora habĂan dos hombres vestidos con chaquetas de cuero negro hasta las rodillas que sin mediar palabra lo aturdieron con una pistola taser, lo cogieron por los brazos y se llevaron el cuerpo inerte en volandas. Para cuando todo volviĂł a la normalidad, Apache habĂa desaparecido.
La luz no volviĂł hasta bien entrada la mañana. Cuando volvieron a encender el ordenador y teclearon la URL de la web, Ă©sta ya no existĂa.
— Que extraño, todo esto no pinta bien.
— No, apesta. ¿Guecuerdas lo que comentó Apache?, ¿y si no estaba tan paganoico?— Mir cogió el móvil y llamó a Apache sin éxito — no lo coge, es gago pogque a mi me lo cogé siempre.
— Vamos a su casa.
— ¿Y la Uni?.
— Bah, allà no aprendo nada que no sepa ya.
Llegaron a casa de Apache y encontraron la puerta abierta.
— ¿Apache, estás ah�— no hubo contestación.
Mir entrĂł en su habitaciĂłn y vio que el ordenador tenĂa varios terminales abiertos que apuntaban a la DGT, que sin duda estaba hackeando otra vez. Mir se sentĂł al ordenador y revisĂł lo que habĂa estado haciendo mediante el "log" del sistema. La voz de Telnet se oĂa de fondo.
— Que extraño es todo eso, no parece que le falte nada, no han robado.
— Miga Telnet, he encontrado algo extraño.
En uno de los terminales aparecĂan referencias a la DGT, pero en las Ăşltimas lĂneas aparecĂan referencias a algo llamado CEI que apuntaban a lo que parecĂan unas direcciones IP hexadecimales desconocidas.
— ÂżQue coño es CEI?— los hackers conocĂan todas las siglas habidas y por haber, incluso de organismos secretos, blancos de ataques informáticos de hackers de todas partes, y esas siglas no las conocĂan ninguno de los dos. MetiĂł un pen usb y se grabĂł los "log" del sistema para estudiarlo con calma. No sabĂa porquĂ© pero tenĂa la sensaciĂłn de que debĂan marcharse de allĂ de inmediato.
Mientras bajaban las escaleras y ya llegando abajo, notaron unas vibraciones y durante milésimas de segundo, a modo de fogonazo, pudieron ver que la escalera se transformaba a un color grisáceo. Salieron a toda prisa.
— ¡Chicos, no vais a creer lo que ha pasado!— estaban en el Neuromante con Dev-null, Lamp y un newbie que siempre se les enganchan como una lapa.
— A ver, sorpréndenos— dijo Lamp. Tras explicar lo sucedido, Lamp y Dev-null se miraron. "Ahora es cuando se descojonan de risa" pensó Mir, pero esa seriedad no era normal en aquellos dos.
— Mira, no se que está pasando pero ya no se puede hackear tranquilo. Las direcciones cambian de golpe, las webs se transforman, ya nada es normal, deben estar implementando IPv6 o haciendo pruebas secretas que aun no conocemos.
— Diles lo del mensaje, Lamp.
— ¿Qué mensaje?— preguntó Telnet. Lamp cogió su móvil y se lo enseñó.
— Es un mensaje de Apache, pone "estoy atrapado. Ayuda".
— ÂżDĂłnde está atrapado? Hemos ido a su casa hoy y estaba la puerta abierta y no habĂa ni rastro de Apache. Encontramos su ordenador con varios terminales abiertos en su empeño por conseguir hackear el servidor de la DGT, y encontramos anomalĂas en unas IPs en hexadecimal que apuntan a CEI, ÂżQuĂ© coño es CEI?.
— ÂżCEI? ni idea, pero hay algo más extraño, mirad la fecha del mensaje— Telnet cogiĂł el mĂłvil, lo mirĂł y se lo enseñó a Mir. PonĂa A2/06/15-x 35:093.
El newbie se quedĂł mudo. Mir saco su portátil y le enseñó los "log". Ninguno conocĂa CEI ni hacĂa visto nunca IPs en hexadecimal. Buscaron informaciĂłn por la red sobre CEI, pero no encontraron nada. Buscaron ese estilo de fecha y tampoco encontraron nada. El newbie que estaba con ellos dijo en tono burlĂłn — Eso no es de este mundo— por lo que le cayĂł un aluviĂłn de crĂticas, pero Telnet y Mir se miraron y luego miraron al newbie, el cual estaba muy callado desde hacĂa rato, algo extraño en Ă©l. Se apodaba Xtrong. ÂżDonde habĂa oĂdo Mir aquel nombre antes?.
Los chicos se despidieron acordando que cada uno investigarĂa por su cuenta para ser más eficaces y quedarĂan en el Neuromante al dĂa siguiente por la noche para contrastar informaciĂłn. Mir y Telnet se quedaron hablando con Xtrong.
— Oye, eso que has dicho dentro, ¿de qué iba?.
— ¿El que? digo muchas cosas, casi todo idioteces.
— Lo de que eso no era de este mundo.
— Ah, eso, no... no me hagáis caso, suelo de...decir muchas tonterĂas al cabo del dĂa.
— ¡Mira gilipollas, mi amigo Apache ha desaparecido y creo que tu sabes algo. O nos dices ahora mismo lo que sabes o te reviento la cabeza, trozo de mierda!— Xtrong se acobardó.
— Buenó chicos, no nos pongamós tensos.
— Es mejor que vayamos a un sitio más tranquilo— Fueron a la fábrica de cerveza abandonada, el único lugar de toda la bulliciosa ciudad donde no llegaba el ruido ensordecedor.
— Veréis, como todos me consideran un puto newbie nadie me toma en serio. Mi antiguo grupo se llamaba Xtrong, un juego de palabras, fuerte en inglés pero con la X de los straigh edge delante.
Éramos un grupo de 4 hackers de ideologĂa anarquista escindido de anonymous, de los que sĂłlo quedo yo, por eso he adoptado el nombre. SolĂamos firmar nuestras victorias con el nombre del grupo al final de los logs y...
— Ya se donde he visto antes tu nombge— dijo Mir mirando a Telnet— en el "log" de Apache, en las Ăşltimas lĂneas que apuntabán a CEI.
— Cuando habéis pronunciado CEI se me ha helado la sangre. Sentémonos porque hay para rato.
Xtrong empezĂł a contarles su historia:
"Dimos con una web llamada "En paralelo" que trataba sobre mundos multidimensionales. El caso es que no le dimos importancia pero Gentoo, uno del grupo al que le apasionaba la astronomĂa, se picĂł con la web y pasaba horas leyendo sus artĂculos en la Universidad de nuevas tecnologĂas donde estudiaba".
Telnet sintiĂł un escalofrĂo, era la misma universidad donde estudiaba Ă©l.
"EmpezĂł a decir cosas raras sobre mundos paralelos y explosiones solares que hacen que ambos mundos que normalmente no tienen contacto lo tengan. PonĂa un ejemplo de dos cuerdas. Si las coges una en cada mano por sus extremos y las dejas caer quedan paralelas una a la otra, pero si agitas las manos, las cuerdas chocan entre sĂ, tienen contacto."
Telnet andaba algo perdido con el tema, pero Mir parecĂa entender la verborrea de Xtrong.
"El caso es que en esa web aseguraban que cuando ambos mundos entran en contacto también lo hacen sus... sus habitantes, que son los mismos que los de nuestro mundo pero diferentes. Es muy lioso de seguir, no se si me entendéis."
Mir asintió, y Telnet la imitó sin tener ni idea de qué era todo aquello.
"¿No os ha pasado alguna vez que dejáis algo en un sitio y al cabo de un rato lo vais a buscar y no está? Te vuelves loco buscándolo hasta que lo encuentras en cualquier otro sitio. En esa web explican porqué sucede esto."
— Joder, pues sueltalo porque estoy harto de que me pase— le soltó Telnet.
"Tu otro yo en el mundo paralelo es casi igual que tĂş, es decir, gustos parecidos, carácter similar, fĂjate que digo casi. Esa pequeña variaciĂłn hace que a tu otro "yo" le gusten rubias en vez de morenas, le gusten las pelis de miedo en vez de las de acciĂłn, o sea profesor en vez de bombero.
Cuando dejamos algo en un sitio y por algún motivo nuestros mundos entran en contacto, los mundos se fusionan en uno temporalmente. Existen dos "yo" a la vez, aunque puede que uno esté en casa y otro estudiando, por ejemplo. A tu otro "yo" también le sucede lo mismo con las cosas. Si tu dejas algo encima de la mesa y hay contacto entre los mundos, tu otro "yo" lo verá, pero tal vez él lo guarde en otro sitio, no entenderá qué hace ahà y lo pondrá "en su sitio". Cuando tu vuelves para cogerlo no está, ¿lo entiendes?."
Telnet se acordó de los cds. Él nunca los guarda en el porta CDs, pero seguramente su otro "yo" si.
— Entonces, ¿me estás diciendó que hay dos yos?, ¿y que puedé que coincidan en el espacio-tiempo?— Mir se acordó de cuando vio al "espiritu" en el lavabo, ahora recordaba que llevaba un pijama muy parecido al suyo y un pelo muy similar, aunque con un estilo diferente.
— Si, la gente que dice ver espĂritus realmente está viendo gente de un mundo paralelo, y he dicho "un" porque hay varios.
Fascinante, aquella descerebrada historia tenĂa mucho sentido.
— ¿Y que es CEI?— Preguntó Telnet. Xtrong tragó saliva.
"Investigando dimos con uno de los mundos en los que su gobierno es conocedor de estas anomalĂas. Destinaron millones a la investigaciĂłn y descubrieron que los mundos, en esos contactos transitorios, pueden ser atacados, pueden secuestrar a gente o robar secretos de Estado o tecnolĂłgicos que no existen en otros mundos. CEI es la PolicĂa de los mundos multidimensionales. Cada paĂs tiene su ComitĂ©, que depende de un ente mundial.
Al principio no sabĂamos todo esto sobre CEI, dimos con el por casualidad, y se nos ocurriĂł intentar hackearlo, de ahĂ que vierais nuestra firma en el “log”. Nos debieron descubrir y mis amigos desaparecieron.
Creo que CEI ha raptado a vuestro amigo, se metiĂł donde no debĂa."
Todos los amigos quedaron en el Neuromante para compartir informaciĂłn y ponerse al dĂa sobre lo que estaba sucediendo. Mir y Telnet les explicaron lo que Xtrong les habĂa dicho. Ahora ya no lo miraban como a un newbie, sino como a uno de ellos.
— Todo esto es muy gravé. Tenemos que haceg algo, avisag a alguien, no se, quizás al Gobiegno o....
— ÂżAl Gobierno?, Âżtu quieres que nos metan en un manicomio? Además, hablamos del Gobierno, ese al que tanto atacamos y que tan fichados nos tiene. OlvĂdalo Mir.
— Se me ocurre algo— comentó Telnet. — Mañana por la mañana está prevista la mayor explosión solar y la más duradera. Está comprobado que esas explosiones causan todo este efecto. Xtrong conoce un poco los entresijos de CEI porque ya intentó hackearlo una vez y...
— Me niego— dijo Xtrong— Cuando conseguimos entrar en CEI desaparecieron mis colegas. A mi no me han cazado porque cuando se logró yo acababa de entrar en el grupo y no me permitieron estar presente en el ataque. No quiero que me cacen ahora.
— Escucha Xtrong, es la única manera de saber que coño pasa y de recuperar a nuestro amigo Apache. Lo tendremos todo preparado, disponemos de una red zombie de más de 18 mil ordenadores, potencia suficiente para reventar a CEI y conseguir toda su información— dijo Lamp.
— Si, además, como dicen tus ex de Anonymous: somos legión. No podrán dar con nosotros.
No con muchas ganas Xtrong se dejĂł convencer. Como ya faltaban solo unas horas para que amaneciera, se cargaron de Monsters y pringles y se fueron a la Uni. Telnet sabĂa abrir casi cualquier cerradura y la del local de los frikis informáticos fue muy fácil. Desde allĂ se conectaron a la red zombie y configuraron los ordenadores para que atacasen en 3 fases mediante un programa escrito por Xtrong para poder manejar las Ips hexadecimales que tanto les desconcertaba.
Unos harĂan un DoS para despistar, mientras que otros se hacĂan "root" en sus sistemas y el resto sacaban toda la informaciĂłn posible y borraban las huellas del ataque, ¡no podĂa fallar!.
Desde la web de la Nasa pudieron saber que a las 7:45 en punto empezaban a llegar a la Tierra las ondas electromagnéticas provocadas por las explosiones solares. Empezó el ataque.
ParecĂa no funcionar, el silencio y la tensiĂłn en aquella sala se podĂa palpar. De repente empezaron a notar las vibraciones ya conocidas y el ataque empezĂł a surgir efecto. Tanto poder de cálculo de la red zombie no podĂa ser gestionado por el servidor del CEI que acabĂł sucumbiendo, entrando en juego la segunda fase del ataque, y poco despuĂ©s la tercera. Los discos duros no paraban de girar y girar y los datos descargados del servidor del CEI se guardaron en algĂşn lugar anĂłnimo del que solo ellos conocĂan su acceso.
Todo cambiaba a su alrededor, el aula de informática ya no era tal, era un almacén de bebidas. Todos se quedaron embobados ante aquel fenómeno tan inusual. Sintieron unas voces a sus espaldas.
— Vaya, vaya, por fin os tenemos, cabronazos.
Notaron unas corrientes elĂ©ctricas recorriendo sus cuerpos, inmovilizándolos y cayendo al suelo. Ante ellos se materializĂł un grupo de personas vestidas de negro que más bien parecĂan militares. Al que obedecĂan Ăłrdenes se sentĂł delante de ellos.
— Nos habéis jodido a gusto, ¿verdad? Pues con el CEI no se mete nadie, vais a pagar por lo que habéis hecho, panda de lamers. Preparad el Wipeout.
Se quedaron perplejos, no podĂa ser, aquella persona que tenĂan delante, esos ojos, esa leve cojera. ¡Apache! El resto de militares se pusieron delante de ellos. Un escalofrĂo recorriĂł el cuerpo de Telnet. Delante de ellos estaban ellos mismos, se reconocĂan perfectamente.
— Para los que no sepan lo que es el Wipeout, debĂ©is saber que es un desmaterializador. En vuestro mundo no existe esta tecnologĂa ni de coña, Âży para que sirve? Jony, ilĂşstrales un poco, anda.
— Esta maquinita que veis aquĂ va a separar todas vuestras partĂculas y no quedará ni rastro de vosotros, jajajaja— Jony señalĂł a una especie de bidĂłn negro con un pequeño teclado en un lateral y una especie de foco que apuntaba al suelo en su parte superior— Bien, bien, biennnn..... Edu, haz los honores— apareciĂł “el otro Lamp” con un pequeño papel.
— Irrupción no permitida en nuestros sistemas informáticos con fines terroristas, allanamiento de instalaciones gubernamentales, suplantación de identidad multidimensional. El Estado os condena a muerte, que se efectuará de inmediato mediante wipeout.
ÂżCondena a muerte?, Âżpero de quĂ© estaban hablando? No podĂan moverse, ni hablar, no podĂan evitar lo que iba a suceder. La “otra Mir” puso en marcha el Wipeout, tecleĂł una serie de comandos en el teclado y esa especie de foco se encendiĂł. Uno a uno fueron arrastrando a los chicos bajo el foco para ir desapareciendo.
— Au revoir, mon amour, jajajaja— Dijo "la otra Mir" mirando a Telnet.. Eso le dolió, pero ya no importaba, estaba a punto de morir.
Las vibraciones pasaron y todo volviĂł a la normalidad. ApareciĂł de nuevo la sala del local de frikis, con el ordenador encendido y la web de la DGT en el firefox. La sala estaba vacĂa.
En las noticias de la mañana siguiente dijeron que habĂan desaparecido cuatro jĂłvenes en extrañas circunstancias, para pasar luego a informar de las cifras del paro en España.
Él miraba las noticias muy entretenidamente mientras se terminaba un café con leche en un bar. “Pobres chicos, ¿quien les mandará jugar asà con los ordenadores?” pensaba Xtrong, el infiltrado del CEI en nuestro mundo.