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A mediados de 1960, las computadoras eran máquinas enormes, que llenaban una habitación. Únicamente las mayores corporaciones, agencias gubernamentales y universidades podían permitírselas. Prohibitivamente costosas, funcionaban como las calculadoras de memoria programable actuales: no usaban palabras, no tenían imágenes, ni sonido ni música, no contaban con redes de datos, sólo podían procesar cifras. IBM ensamblaba la mayoría de sus mainframes para que corriesen programas de gestión contable, capaces de imprimir cheques de sueldo de las mayores corporaciones mundiales.
Para los estándares actuales, estas máquinas no eran muy capaces, pero unos pocos apreciaron cuán difíciles eran de operar. No solo era que carecían de interfases gráficas de usuario, sino, que estas computadoras eran - fundamentalmente - demasiado costosas como para dejar que alguien cualquiera se sentase frente a ellas para trabajar. Por entonces el cómputo se realizaba siguiendo lo que se conoce como "procesamiento por lotes", que asemeja a comunicarse remotamente con la máquina a través de correo postal. El programador enviaba un "trabajo" por medio del uso de tarjetas perforadas codificadas, entraba en una lista de espera, y estos trabajos eran introducidos a la computadora por un técnico de laboratorio. Con suerte el programador recibía los resultados impresos al día siguiente.
Incluso en los círculos de investigación en los laboratorios relativamente liberales de las universidades, el tiempo de cómputo resultaba un recurso muy escaso, como lo constituye el tiempo de telescopio para los astrónomos, o el tiempo de iluminación de rayos para los físicos de alta energía. Esto implicaba de cierta forma que la política y posición podía superar eventualmente al mérito cientítico en lo que correspondía a la asignación de cómputo para los experimentos de investigación.
Pero no todo quedaría así. Entre los científicos del cómputo habían envisionado un modelo diferente de experiencia informática, una que implicaría un diálogo entre humano-maquinal en el cual la computadora actuase como una moderna extensión del cerebro. Las innovaciones electrónicas en este sentido chispeaban en Berkeley, el MIT, Dartmouth, Stanford y la Universidad de Manchester, y harían avanzar la informática hacia una edad de oro de progreso y democraticación, liberando de su lámpara a la máquina. Primero reingeniarían a las computadoras mainframe para que fuesen más accesibles, y luego ingeniarían la computadora personal, una herramienta que todos pudiesen usar. El responsable de confabularlo todo sería el Proyecto GENIE, esfuerzo de investigación de la Universidad de California, de Berkeley y sus institutos.
"Los proyectos como GENIE constan de una parte técnica y una parte humana" afirma David Patterson, profesor de ingeniería eléctrica y ciencias del cómputo de Berkeley, cuyo libro de texto "Computer Organization and Design" provee perspectivas históricas sobre los avances evolutivos del cómputo.. "Si observamos la época de los proyectos por los cuales es famoso Berkeley, comparten este componente común, el de un grupo de estudiantes graduados talentosos y un conjunto de profesores de la facultad trabajando juntos para construir cosas - en lugar de ofrecer contribuciones teóricas, inventar un nuevo prototipo excitante que surtió efecto en la industria".
En 1963 - bajo la dirección visionaria de J.C.R. Licklider - la Administración para Proyectos de Investigación Avanzada del Departamento de Defensa (ARPA, hoy conocida como DARPA) comenzó a otorgar fondos del Proyecto Genie al Departamento de Ingeniería Eléctrica de Berkeley, bajo la dirección de los investitgadores principales David Evans y Harry Huskey. El proyecto contaba por objetivo un término bastante abierto: el de mejorar la tecnología de computadoras para los militares.
"Por entonces, la gente de DARPA otorgaba fondos a las escuelas donde pensaban que podrían lograr cosas", sistiene Wayne Lichtenberger, por entonces asistente novato de profesor visitante, al cual Evans traspasó la dirección del Proyecto Genie a pocos meses de iniciado. Este investigador principal de Genie, el estudiante graduado Mel Pirtle, se enfocaría en construir un sistema de tiempo compartido que ofreciese una alternativa interactiva al modo de cómputo por lotes dolorosamente lento que había reducido dramáticamente el costo del cómputo para cada usuario. Múltiples usuarios podrían conectarse a una computadora en simultáneo, y el sistema operativo alternaría entre los procesos tan rápidamente que los estos sentirían que estaban en sus propias máquinas.
El Proyecto GENIE continuó atrayendo talentos, entre ellos los del estudiante graduado Butler Lampson y el estudiante novato Peter Deutsch, quienes complementaron la orientación de hardware de Pirtle con habilidades de diseño de sistema y programación. Luego se unirían, el estudiante graduado Ken Thompson y Chuck Thacker. El equipo construyó su sistema basándose en el SDS 930, una minicomputadora relativamente barata de 73.000 dólares construida por Scientific Data Systems, utilizadas en laboratorios de ciencia e ingeniería como el Laboratorio de Propulsion a Reacción y el Laboratorio Nacional de Brookhaven para guiar satélites y llevar a cabo experimentos (a gran distancia de imprimir cheques de sueldo y hacer el seguimiento de recibos de cuenta).
La SDS 930 quedó instalada en Berkeley en septiembre de 1964, y el equipo comenzó a escribir una versión modificada de su ensamblador y enlazador, los programas que facilitan toda la programación y desarrollo subsecuente. La máquina no contaba con su propio sistema operativo.
"Escogimos la máquina parcialmente por el hecho de que no cargaba la inmensa mochila de un sistema operativo ya establecido", cuenta Lichtemberger. "Debíamos escribir el software de sistema de cero, lo que permitía que fuese hecho a medida por gente que compartía la misma filosofía y objetivo general". En los tres años siguientes desarrollaron la mayor parte de la suite de software, incluyendo al sistema de tiempo de cómputo compartido, el editor de texto orientados a líneas QED, la operación ahora estándar de derivación para crear nuevos procesos, el completado de línea de comandos, la recuperación de cuelgues con recuperación de estado y muchas otras funcionalidades innovadoras.
Según Robert Spinrad - viceprecidente de Xerox para estrategia tecnológica en la época, antiguo director de lo que luego sería el Centro de Investigación de Palo Alto, más conocido como Xerox PARC - "El proyecto GENIE fue la realización más temprana de tiempo de cómputo compartido en una minicomputadora. Su computadora difería de sistemas anteriores en que estos se construian a partir de grandes computadoras mainframe. Este sistema resultó atractivo para SDS porque ellos hacían minicomputadoras y habían pensado en meterse en el negocio del cómputo de tiempo compartido".
SDS pasó a fabricar la SDS 940, básicamente una SDS 930 con las modificaciones previstas por el proyecto GENIE con el fin de hacerla resistente a los problemas - y a un precio mucho más alto, por lo cual se convirtiría en el producto más exitoso en la historia de SDS, redituándole 40 millones de dólares en ventas y devotos apóstoles entre los científicos e investigadores de todo el mundo. El modelo se desempeñó brillantemente en el nuevo negocio del tiempo de cómputo compartido comercial, y fue el hardware de base inicial para dos compañías principales que ofrecían el servicio de tiempo de cómputo compartido.
"Uno de los grandes triunfos del Proyecto GENIE fue que utilizaba una máquina pequeña que las instituciones podían comprar", dice Jim Mitchell, luego vicepresidente de Sun Microsystems, quien se desempeñó en el Xerox PARC en sus primeros años. "Había cierto número de máquinas 940 dando vueltas, de modo que eso creó oportunidades para que otra gente hiuciera sus propios proyectos en ellas, tales como el NLS de Engelbart, desarrollado en una 940". El NLS fue el Sistema En Línea, desarrollado en 1968 por Douglas Engelbart (Diplomado en Ciencias en 1953, Doctorado en 1955 en la EECS), quien dispuso del primer mouse e interfaz gráfica de ventanas.
El equipo del Proyecto GENIE que elucubró las ideas de innovaciones mayores, decidió abandonar Berkeley en 1968 para comenzar su propia compañía, que sería Berkeley Computer Corporation (BCC). Con Pirtle como presidente y 4 millones de dólares como capital de riesgo - algunos de ellos de los decanos de la Universidad de Califrnia - BCC reunió el mejor equipo técnico posible, atrayéndolos principalmente desde Berkeley, el MIT, el Laboratorio de Propulsión a Reacción y SDS. En dos años, la compañía había creado una máquina prototipo que disponía de numerosos compiladores y lenguajes de programación, un emulador de SDS 940, e incluso cómputo por lotes de entrada remota. Pero era 1970, y la economía entró en recesión, y por supuesto, BCC se vio escasa en ventas y talento de mercado.
"Pirtle era un genio en las computadoras, pero francamente no podía llevar adelante un mínimo negocio", descarna Lotfi Zadeh, profesor emérito de ingeniería eléctrica y ciencias del cómputo y vocal del departamento desde 1963 a 1968. "Trágicamente, BCC entró en bancarrota".
En la medida que fallaba BCC, se producían otros cambios. La Corporación Xerox decidió abocarse al negocio del mercado del cómputo, adquiriendo a SDS, renombrándola como Xerox Data Systems, y fundando su Centro de Investigación Palo Alto (PARC). Bob Taylor, de ARPA - quien había supervisado al Proyecto GENIE para la agencia federal - fue contratado para encabezar el Laboratorio de Ciencias del Cómputo de PARC y contrató 20 empleados, 11 de los cuales provenían de BCC (incluyendo a Lampson, Thacker y Deutsch). Otros de los investigadores del PARC eran gente independiente que se habían vuelto adeptos a la SDS-940, y el destino los encontró trabajando junto a sus creadores.
"Cuando BBC se hundió, Xerox les dio un hogar en el PARC, una movida brillante de parte de Xerox y una movida excelente para los tipos de Berkeley", dice Spinrad.
Lampson, Deutsch, Thacker y compañía fueron responsables de muchos de los éxitos del Xerox PARC, incluyendo la Computadora Xerox de Acceso Múltiple, según Lampson "uno de los primeros sistemas con memoria de semiconductor". Pero "los tipos de Berkeley" pronto comprendieron que podrían montar un tipo de máquina completamente distinta, una computadora de único usuario con un mouse de tres botones, teclado, operada a través de una interfaz gráfica de usuario a través de una pantalla del tamaño de una página. Esta sería la Alto, una computadora que representó un puntal tecnológico como para que muchos la consideren la primer computadora personal de la historia, si bien nunca se vendió al público.
David Patterson - de Berkeley - hace constar que "Xerox no tuvo éxito en producir una versión comercial de la Alto". Sin embargo, tuvo las repercusiones que el NLS no tuvo. "Cuando Steve Jobs de Apple Computers contempló la Alto, se inspiró para crear la Macintosh. Luego, cuando Jobs le mostró la interfaz de ventanas y el mouse a Bill Gates, eso inspiró a Gates para crear el sistema operativo Microsoft Windows. Es posible trazar una clara línea directa desde este grupo extraordinariamente talentoso del proyecto GENIE/BCC hasta la computadora personal como la conocemos en nuestros días".
En 1972, Lampson y Thacker impulsaron la nueva Alto para uso interno en el PARC. El tiempo de cómputo compartido constituyó el primer paso en democratizar el cómputo. El siguiente serían las computadoras personales capaces de comunicarse de forma enteramente nueva, a través de correo electrónico y el procesado de texto, con interfases gráficas de usuario reunidas a traves de redes de datos vía Ethernet y dirigiendo impresoras láser, todo lo cual fue desarrollado en el PARC en la década siguiente. Fue el Proyecto Genie el encargado de frotar la lámpara mágica.
Su resultado ha sido el de la tecnología interactiva disponible en todas partes, bajo el lema de "Su deseo son órdenes".