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2004-11-24
Hay trabajos que son respetables, y trabajos que nó.
Un notario, por ejemplo, es un señor. Concretamente, un notario es un señor notario. A los notarios no les tutean ni sus esposas.
La esposa de un notario diría, por poner un caso:
!Señor notario Don Jose Manuel García Montevilla! ¡Baje al super y se trae dos litros de aceite y una lata de anchoas!
Una puta es también una señora respetable. Es una de las pocas profesiones en las que se aprecia a los profesionales por sus méritos propios. No sirven para nada enchufes ni influencias, solo uno mismo y las propias hablilidades. El que vale, vale.
¿Y los curas? ¿Qué decir de la curia que no se sepa? Esos hombres abnegados que administran nada menos que una iglesia, esa franquicia de Dios en la tierra, con el respaldo de una de las empresas más grandes del mundo. Ningún secreto es vedado a la intimidad del confesionario, convierten el vino en sangre y la harina en carne con solo unas palabras, juzgan, castigan y perdonan.
El andamio cuenta también con su parte de asombrada admiración: Hombres fuertes y viriles que no temen al sol, a las alturas, al esfuerzo físico ni a decir barbaridades a las mujeres que pasean.
Los contables... ¡Ah, Los contables! Extraña raza de brujos.
Convierten, por mor de su alquimia hermética, pérdidas en beneficios, deudas en haberes y viceversa. Si un camello no pasa por el ojo de una aguja, es porque no contaba con un buén contable. Para los simples mortales, engañar al fisco es un delito. Para ellos es una ciencia, un arte y una filosofía. Es hasta poético: Lo llaman "contabilidad creativa". Los números se transforman como arcilla en sus manos.
Los funcionarios también están por encima de los mortales: El rey Louis XIV se comportó como un ingenuo cuando enunció su manida frase: El Estado, en realidad, son los funcionarios.
Si nuestras vidas son papeles arrojados al viento, los funcionarios son el viento mismo: Ellos firman, sellan, transfieren, autorizan, archivan, traspapelan y pierden. Si un funcionario hubiese retenido la autorización, Diós no hubiese podido crear el mundo.
Pero, cono te he dicho al principio, también hay trabajos que no son respetables.
Un informático es un chaval rarito que cobra por no hacer nada o, en el mejor de los casos, por hacer lo que le gusta y divertirse.
Y, además, todo el mundo lo sabe, cobran **mucho**.
Cuando un informático se queda hasta altas horas de la noche trabajando es porque le divierte, porque ellos son así. O si nó, será porque está chateando o bajandose fotos porno.
Además, es que les va la marcha. Si nó, como se explica que, al salir del trabajo, se vayan a casa del vecino a arreglarle el ordenador, o le instalen la RDSI a su primo. Como en el trabajo no hacen nada...
Y, a veces, ni siquiera lo hacen bién. Es que, en pleno siglo XXI, aún hay informáticos que no saben calcular un índice de torsión con el AutoCAD, poner un texto en perspectiva con el QuarkXpress o ponerle efectos especiales al video de la boda.
Y yo soy informático, claro. Y, encima, un informático bastante malo.