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Traducción del artículo del diario Malvinense "penguin-news".
Fuente: https://penguin-news.com/headlines/politics/2021/an-islanders-memories-of-the-1971-communications-agreement-between-the-falkland-islands-and-argentina/
Memorias de un isleño acerca del Acuerdo de Comunicaciónes de 1971 entre el gobierno de las Islas Malvinas y Argentina
26 de febrero de 2021
En el 50 aniversario del Acuerdo de Comunuicaciones entre las Islas Malvinas y Argentina, Penguin News se contactó
con un grupo de Malvinenses acerca de sus recuerdos sobre esa época (ver Penguin News de esta semana), entre ellos ex-administrador de la Emisora Radial Isleña MBE Patrick Watts. Escribió sus ideas y recuerdos en un artículo exclusivo para Penguin News.
[Imagen: Un F27 en la pista de aterrizaje temporal argentina].
En 1970, cuando la Compañia de las Islas Falkland (Malvinas; FIC) anunció que retiraría el pequeño buque carguero/depasajeros (50) RMS Darwin, el cual operaba mensualmente entre las Islas y Uruguay, la mayoría de la población anticipó que el Gobierno Británico iba a proveer un buque similar, como compromiso con la Colonia, para continuar el servicio.
El Darwin brindaba la única comunicación con el mundo exterior, llevando cerca de 4 días y medio, en buen clima, para alcanzar a Montevideo, la capital uruguaya, y cinco días más si los vientos eran duros y había mar bravío. Traía el ansiado 'Correo Aéreo' el cual sería enviado en vuelo desde Gran Bretaña y luego languidecía en una oficina de Montevideo por varias semana hasta que el barco arribó y luego se volvía 'Correo Marítimo' para el resto de la travesía a las Malvinas. El barco también traía frutas y verduras frescas, vehículos y ocasionalmente un caballo de carreras. Los residentes de las Malvinas que volvían de sus vacaciones desde Gran Bretaña dependían del Darwin mientras que los niños que asistían a escuelas británicas en Uruguay eran pasajeros regulares.
Sin embargo, sin que lo supieran los isleños, el Gobierno Británico no tenía ninguna intención de financiar un costoso buque de reemplazo y, a pesar del reclamo de soberanía de largo trayecto por parte de Argentina, se comunicaron con el gobierno en Buenos Aires y sugirieron que podían proveer un enlace aéreo entre la capital Argentina y Stanley y establecer una presencia en las Islas. También sugirieron, para el desconocimiento de la población Malvinense, que el servicio sería tan popular que sería cuestión de tiempo hasta que los isleños se olviden de su tan amada conexión con Uruguay y llevaría eventualmente a un reconocimiento y aceptación del reclamo de soberanía argentino.
Se eligieron dos "concejales" (así se los conocía hace 50 años), Richard Hills y el Teniente Coronel Richard Goss, que viajaron a Buenos Aires como una Comitiva de la Oficina de Relaciones Exteriores y de acuerdo a los informes filtrados, se los encerró en un cuarto y se les dio 30 minutos para aceptar y rechazar el Acuerdo de Comunicaciones propuesto. No tenían medios de comunicación con sus colegas en las Malvinas y el lider de la Oficina de Relaciones Exteriores, David Scott, les recordó duramente que de rechazar las propuestas, entonces dejarían a sus representados "en pelotas" y sin ningun tipo de comunicaciones externas de ningún tipo. Los pobres hombre tenían pocas opciones más que aceptarlo y las primeras etapas de la intervención argentina en los asuntos de las Malvinas comenzaron, lo que continuaría por los siguientes 11 años. Era de esperar que desde entonces se conoció localmente a los consejales Hills y Goss como "los dos pelotudos".
En agosto de 1971 se suscribió formalmente el Acuerdo de Comunicaciones por los representantes de los gobiernos británico y argentino.
La población de las Malvinas vivía una mezcla de anticipo, emoción y un poco demiedo también ante la posibilidad de tomar un vuelo de 2 horas 20 entre Stanley, en un aeronave de turbohélice con espacio para 45 pasajeros operado por la aerolínea estatal Líneas Aéreas del Estado (LADE) a la ciudad de Comodoro Rivadavia en la provincia del sur de Chubut. Los asientos podían comprarse por tan solo £15 (aunque no tardó mucho en subir abrúptamente y volverse impagable para mucha gente).
Desde Comodoro, era un corto viaje directo de 2 horas a la exótica ciudad de Buenos Aires, conocida universalmente como "la París de Sudamérica" donde la mayoría de las aerolíneas ofrecían vuelos a destinos internacionales. Aquellos que sufrían de mareos agradecieron el cese de la travesía de 1000 millas por mar a Montevideo. El Acuerdo de Comunicaciones también estipulaba que los niños Malvinenses asistieran gratuitamente a las escuelas británicas en Argentina para sus estudios secundarios. Los pacientes médicos recibían atención en el renombrado "Hospital Británico" en Buenos Aires, mientras que el correo, luego de 130 años de ser transportado por mar, llegaría semanalmente por vía aérea. Fruta y verdura fresca llegaría en el avión también. Argentina, loca por el fútbol, seria la sede del mundial de fútbol de 1978 y algunos fans estaban planeando asistir al torneo. El escritor e Ian Hansen, de 18 años de edad en ese entonces, eran los únicos 2 isleños que llegaron a Buenos Aires. Los otros iniciaron el viaje pero se dieron cuenta que la compañia femenina disponible en varios bares de Comodoro Rivadavia era más atractiva que el fútbol. Dos atractivas docentes argentinas se enviarían para enseñar español en las escuelas de Stanley. La sociedad estata de combustibles argentina YPF recibió el monopolio para brindar todo el combustible en las islas - por supuesto barato, al principio. Hubo un muy recordado partido de futbol entre Stanley y el equipo de YPF que atrajo a la mayor audiencia hasta entonces en el campo de fútbol de Stanley y un equipo de cricket argentino dio un recorrió las islas.
Como compromiso, todos los habitantes de las Islas recibieron un "Certificado Provisorio" que evitaba la necesidad de mostrar un pasaporte británico al ingresar a la Argentina. Localmente se lo conocía como la "tarjeta blanca", probablemente porque los detalles se encontraban impresos en un pedazo blanco de tarjeta.
Sin embargo, todo parecía engañoso y algunos escépticos se preguntaban por qué la argentina estaba preparada para consentir extravagantemente cuando no había ninguna forma de que el Gobierno Británico entrara a discutir la soberanía de las Islas. ¡No había forma de considerar semejante cosa!
Pero para 1977, empezaron a sonar alarmas cuando la Junta Militar, la cual había derrocado el gobierno civil de la presidenta Isabel Perón, viuda del famoso general Juan Perón, empezó a exigir devoluciones por su inversión en las Malvinas. ¿No había prometido acaso la Oficina de relaciones Exteriores británica que los ilusos Isleños iban a aceptar sin miramientos la generosidad argentina y estarían preparados a aceptar alguna forma el viejo reclamo de soberanía?
Además, se presumía que los miembros más jóvenes de la comunidad estaban, por el momento, hablando español fluído mientras que la mayoría de la población había estado disfrutando de los beneficios que Buenos Aires Ofrecía. Una gran mayoría de la población isleña se dio cuenta que habían sido guiados a una trampa de la cual iba a ser difícil salir. Un Oficial de Relaciones Exteriores, Ministro Ted Rowlands del partido Laborista, arribó a las Malvinas y advirtió enfáticamente a los miembros del Consejo Legislativo que a menos que acuerden discutir la soberanía, era probable que LADE retirara su enlace aéreo y el Gobierno Británico no estaba preparado para ir a laasistencia de la población decreciente de las Islas.
Los Consejales asediados se enfrentaban a un dilema práctico y opiniones divididas acerca del camino a seguir. El difunto RObin Pitaluga sintió que aunque se discutiera la soberanía, no tenía por que entregarse. Sin embargo, otros respondieron diciendo que una vez que se pusiera en discusión la soberanía, Argentina, entendiblemente, entendería que Gran Bretaña había reconocido su reclamo y que era cuestión de tiempo para que se de la entrega formal.
El ministro Rowlands volvió a visitar las Malvinas y volvió a presionar a los Consejeros para que relajen su posicionamiento y finalmente en 1980, el ministro Nicholas Ridley hizo un borrador de un acuerdo de devolución con usufructo por el cual se reconocía la soberanía argentina sobre las Islas aunque Gran Bretaña continuaría administrando el archipielago por unos años, a decidir, dado que Argentina no se había acercado formalmente para tratar semejante propuesta. Algunos hablaban de 5 años mientras otros hablaban de 50. El plan de la Oficina de Relaciones Exteriores había ganado inercia y los Isleños se encontraban en una situación sin salida ganadora. Cuando le preguntaron a Ridley que pasaría si los argentinos decidieran "entrar" en el futuro, no redujo las ansiedades, advirtiendo que Gran Bretaña no tenía la capacidad militar ni los recursos para recuperar las Malvinas.
De no haber sido por la intervención del Consejal Adrian Monk, la propuesta hubiera tenido el apoyo necesario para instar a que el Gobierno Británico se acerque a los argentinos y buscara su cooperación con el plan. El Sr. Monk, quien vivia en San Carlos, y temiendo censura, grabó secretamente un mensaje en un casette que envió para transmitir a la estación de radio en Stanley. Instó a que los habitentes no acepten ningun tyipo de devolución e instó que ante una agresión argentina, el gobierno británico tenia un deber de defender las Malvinas en el futuro. Sus palabras cambiaron el humor y la actitud de la población y en pocos días era obvio que una devolución era inviable.
A fines de 1981, el general Leopoldo Galtieri derrocó al general Roberto Viola y asumió la presidencia de Argentina y en abril de 1982, las fuerzas argentinas invadieron las Malvinas. A pesar de las recomendaciones contrarias, la primer ministra Margaret Thatcher fue decisiva en que "hay que rescatar a los Isleños" y el resto es historia, como se dice. Por supuesto, sin su determinación y expedición y el profesionalismo y coraje de las fuerzas británicas, las Malvinas hubieran permanecido bajo la jurisdicción Argentina por más tiempo. Acrdemente, es entendible que aquellos que residían en las Islas en 1971, y siguen viviendo ahora, recuerdan como un inocente enlace aéreo entre Argentina y las Malvinas desarrollaron, 6 años después, una discusión de soberanía y la subsecuente invasión de las Islas, y ahora naturalmente estan alertas ante cualquier cooperación con Argentina en términos de comunicaciones aéreas o marítimas regulares y directas. Se sabe extra oficialmente que el actual gobierno argentino quisiera reestablecer el servicio aéreo LADE, pero, ¿a que costo eventual ante la creciente y cada vez más acaudalada población isleña?
Por supuesto que los argentinos esperarían una progresión natural, la cual eventualmente derivaría en una cooperación más cercana y una eventual aceptación de su reclamo de soberanía. 50 años atrás, los isleños fueron engañados por la Oficina de relaciones exteriroes británica en creer que Argentina actuaba como un vecino amable sin motivación detrás. Es inconcevible que nuestros presentes legisladores, o incluso, la mayoría de la población, serían tan estúpidos para volver a ser engañados en 2021 o en los años que siguen.
Autor original: Patrick Watts MBE*