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2008-11-09
El otro día estuve a punto de gastarme treintaitantos euros en comprar una revista por Internet.
La cosa es que, en una de esas páginas de compra-venta, un tipo ofrecía varios números antiguos de la revista argentina El Gráfico[1], "la biblia del deporte mundial", según sus seguidores[2].
El caso es que el tipo ofrecía varios números antiguos y, como comprobé, entre ellos estaba el número 1606, del 19 de mayo de 1950, con el entonces delantero del Quilmes, Adolfo Paraja, luciendo bigote y habilidades futbolísticas en la portada.
Y me entró la vena friki-consumista y me dije ¿Lo compro o no lo compro?
Al final no me decidí y alguien se me adelantó, con lo que no he gastado tontamente mi dinero en una chorrada que sólo iba a servir para ocupar un espacio con otro montón de viejas revistas raras.
Cualquiera que me conozca se sorprenderá de que se me pase por la cabeza comprar una revista deportiva argentina. No por argentina, si no por deportiva. Y es que, a mí, la cosa del deporte nunca me ha llamado demasiado la atención.
Como te imaginarás, no tengo ni idea de quién es Adolfo Paraja, ni sigo la (dicen que larga) trayectoria del Quilmes Atlético Club. De hecho, no me importa un rábano.
Pero el número 1606, del 19 de mayo de 1950 de la revista deportiva "El Gráfico" es famoso por otra cosa.
Ese mismo año, un chaval bonaerense se había dedicado a viajar por toda la Argentina en una bicicleta con motor. Se cepilló 4000 kilómetros, lo que no está mal para un cachivache de eso, aunque el motor acabó algo cascado.
Al regreso del viaje, al fabricante del motorcillo se le ocurrió que podría ser una buena propaganda, y le ofreció al chaval repararselo gratis a cambio de usar una foto suya para un anuncio y de que escribiera algo sobre cómo se había portado el mecanismo.
El chaval viajero accedió, y foto y texto acabaron apareciendo en el número de "El Gráfico" que estuve a punto de comprar.
El texto de la Carta decía:
Muy señores míos: Les envío para su revisación el motor 'Micrón' que uds. representan y con el que realicé una gira de 4.000 kms. a través de 12 provincias argentinas. El funcionamiento del mismo, durante mi extensa gira, ha sido perfecto y sólo he notado al final que había perdido compresión, motivo por el cual se lo remito para que lo dejen en condiciones.
Firmaba "Ernesto Guevara Serna". Aún faltaban unos años para que se le conociese como "el Che".
[IMG El Che en un anuncio (1)]
De modo que la "frikada" que quería comprar era un anuncio protagonizado por el Che antes de ser el Che. Pero se me adelantaron.
Tenía la sensación, mientras escribí lo de arriba, que debería acabar esto con alguna especie de "moraleja". Algo sobre los mitos que construímos con personas son sólo mitos (Hay gente que, si les sugieres que el Che podría haberse masturbado en la selva, te montan un cristo) o no sé qué parecido. Pero la verdad es que lo del viaje y subsiguiente anuncio puede encajar igualmente en un marco "mítico" que en uno más realista. Lo más probable es que, simplemente, no signifique nada.
Supongo que la moraleja podría ser esa: Las historias reales no tienen moraleja.
Eso sí. La revista me hubiera gustado tenerla, pero es porque soy un friki.
El texto de la carta y la imagen del anuncio (no he encontrado ninguna a mayor calidad) son copiados vilmente de la página "Ernesto Che Gevara[3]"