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La historia de la MITS Altair

La historia de la primera computadora hobbista cuenta con muchas versiones. Si bien han transcurrido casi 50 años desde el debut de la computadora Altair 8800 en las páginas de la revista Popular Electronics, todos los involucrados ofrencen distintas versiones. Parece este un ejemplo de "los padres del éxito", donde la misma máquina estelar de MITS se entrecruza con la labor editorial de la mítica publicación neoyorquina.

Para contar esta fábula de 1974, extendámosnos sobre los protagonistas.

Ciertos echos son seguros y pueden establecerse de forma canónica, como la verdad de los Evangelios. Primero, que la Altair no fue la primera computadora para construcción aparecida en un artículo en una revista de electrónica estadounidense de alcance nacional. Ese honor recae en la computadora "The Mark 8", diseñada por Jonathan Titus, la cual fue publicada en la revista Radio Electronics de julio de 1974.

¿Por qué, entonces, de da popularmente crédito a Popular Electronics y la Altair, que no salieron de prensa sino hasta enero de 1975? Pueden concebirse dos razones: primero, el chip Intel 8008 - utilizado como unidad central de procesamiento (CPU) en la anterior Mark 8 - carecía de ciertos componentes internos considerados necesarios para hablar de una computadora. En segundo lugar, la Altair se ofreció como un kit completo, en lugar de hacerlo como un mero listado de compra de piezas necesarios para construir una computadora.

En 1974 era casi imposible para alguien ajeno a Silicon Valley, California - donde se fabricaban los chips y otras partes - encontrar los componentes necesarios para construir una computadora. Solo el microprocesador Intel 8008 costaba $150; el más potente Intel 8080 podía costar 300 dólares. A pesar de estos costos, Ed Roberts propuso vender a los lectores de Popular Electronics un kit completo de Altair por sólo $397.

Discrepancias de origen

La gran manzana de la discordia surge al intentar exactamente cómo comenzó el proyecto Altair. Según Art Salsberg, todas las revistas técnicas en prensa conocían con suficiencia el desarrollo de chips de microprocesadores y todas compitieron por ser las primeras en poner en tapa un proyecto de construcción de computadoras. Art afirma que pusieron a uno de sus colaboradores - Jerry Odgen - a trabajar en escribir un artículo sobre "un entrenador de computadora digital basado en microprocesador". Odgen había completado su trabajo preliminar, pero el proyecto aún contaba aún con formato de publicación; el artículo era un "desorden descontrolado" y necesitaba ser pasado en limpio. Cuando salió el artículo de la Mark 8 en Radio Electronics, Art Salsberg comprendió que el entrenador digital no sería lo suficientemente bueno para contrarrestar el artículo de la competidora Radio Electronic. Por lo tanto se abocó a dar con un proyecto superior para poner en tapa. Ed Roberts ya había escrito un artículo sobre el armado de una calculadora digital y la revista lo había ofrecido como un kit de piezas de venta por correo a sus lectores. Este proyecto ciertamente había sido muy popular el año anterior, pero para entonces las calculadoras se vendían por un precio incluso inferior al del kit, y como propuesta no valía la pena. Ed Roberts le propuso entonces a Art Salsberg que diseñara un kit de computadora que utilizara el nuevo microchip de CPU Intel 8080. Este sí sería un gran avance, por lo que Art envió al escritor Leslie Solomon a MITS en Nuevo México para investigar y que informara de nuevo a Nueva York.

La versión de Les Solomon indica que al viajar hacia e la costa oeste para visitar un hijo adoptivo, se reunió con Don Lancaster y Forrest Mims, quienes escribían para la revista. Allí le presentaron a Ed Roberts - otro colaborador de Popular Electronics. Tras una discusión de un día, Roberts le propuso escribir sobre un kit de computadora. Les le dijo que si incluso la unidad resultaba visualmente atractiva - y no parecía una "spaguetti de cables" - podría colocarla en la portada, lo que aseguraría su éxito en ventas.

Forrest Mims cuenta otra versión de la historia en lo que es la Edición del Décimo Aniversario de la Creative Computing Magazine. Según esta, Solomon retornó a Nueva York sabiendo que Roberts trabajaba en un proyecto informático. Cuando apareció el artículo de la Mark 8, Arthur Salsberg comprendió que tendría que publicar un proyecto más sofisticado que el entrenador digital estancado de Ogden. Lo discutió con Solomon, quien mencionó que Ed Roberts estaba trabajando en un artículo sobre una computadora. Art le pidió a Solomon que llamara y averiguara si Roberts podía preparar un proyecto propio para una edición de invierno. Les Solomon telefoneó a Roberts y este le dijo que tal proyecto podría estar listo para la edición del mes de enero. Más tarde, fue Roberts quien telefoneó diciendo que la computadora estaría alojada en un estético gabinete Optima multicolor. Al saber esto, Art retrasó el proyecto del entrenador Odgen, prefieriendo reducirlo al rol de proyecto de respaldo por si acaso el artículo de Roberts no pudiese ser entregado a tiempo.

Lo importante de todas las versiones es que que Salsberg y Solomon eligieron a Ed Roberts y MITS para hacer realidad el proyecto editorial de la computadora, y que Roberts pudo hacerlo.

Chip

La clave de todo el proyecto de la computadora era el precio del propio chip microprocesador. El 8080 de Intel costaba U$S 300 a precio unitario minorista; por entonces Ed Roberts pudo hacer un trato para obtenerlos por U$S 75 a precio mayorista, aceptando chips con defectos estéticos. Se trataban de microprocesadores con defectos superficiales que no afectan su funcionamiento eléctrico. Este trato hizo posible el precio del kit inferior a los $400, sólo posible si Ed vendía más de 200 máquinas, cantidad requerida para equilibrar las cuentas. Esta era por entonces una cantidad impensable. Roberts apostó que puesta en la portada de Popular Electronics, una número suficiente de los 450.000 lectores de la revista se dignaran a pagar los U$S 400 para construir la computadora, incluso si no tuvieran la menor idea de qué hacer con ella.

Ed Roberts y su pequeño equipo pusieron manos a la obra, y lograron cumplir con la fecha límite estipulado para el proyecto de electrónica, enviando la computadora terminada a Les Solomon en Nueva York a través del Railway Express. Esta era - por entonces - la manera normal, segura y rápida de remitir mercancías. Sin embargo, Railway Express se vió envuelta en un proceso de quiebra repentina seguida de huelgas nacionales, que como consecuencia tuvo el extravío de la histórica computadora de pre-serie. Jamás fue encontrada.

Para abarcar con el plazo editorial, Solomon había comenzado a redactar la primera entrega del artículo basándose en la información técnica proporcionada por Roberts y algunas diapositivas de formato medio efectuadas por el fotógrafo productivo anónimo antes del desafortunado envío. Sin embargo, la Altair de la portada de la edición de enero de 1975 de Popular Electronics era una mera fachada; no había componentes algunos tras el panel frontal con sus luces e interruptores. Salsberg y Solomon habían echo fotografiar un gabinete vacío, y el fotógrafo técnico colocó las placas de la forma que estéticamente se le ocurrió que irían insertas en un producto de este tipo.

Mientras tanto en Albuquerque, Ed Roberts había ideado un nuevo diseño alternativo para la máquina. Al abrir la edición de enero de Popular Electronics para leer sobre Altair, se ve una fotografía de la computadora prototipo perdida. En esta foto, puede inferirse que la computadora se encuentra conformada por varias plaquetas apiladas horizontalmente una encima de la otra y separadas por espaciadores. No existe bus de conexión en absoluto. Las plaquetas se encuentran conectadas por cable planos. Pero cuando Ed Roberts construyó la nueva máquina, incluyó un bus formado por una plaqueta de circuitos electrónicos provista con conectores de 100 pines. La placa de circuito de acoplamiento tenía 50 "pines" con conexiones eléctricas a cada lado de la superficie la placa - formando así 100 conexiones eléctricas - que podían asentarse en un conector. Esto permitía al hobbista agregar placas adicionales y expandir las capacidades del circuito de la computadora.

Debido a que el gabinete Optima era grande, permitía asentar placas interconectoras de bus adicionales, y con ello en mente se construyó la fuente de alimentación de 8 amperios. Se trataba de una cantidad de energía que consideró algo exagerada en el momento, y ciertamente nunca imaginó que resultaría demasiado escasa para suplir todas las funciones demandadas por los propietarios. Esta estructura del bus diseñada por Ed Roberts fue llamada originalmente "bus Altair" y más tarde, "Bus S-100", nombre que Roberts denosta pues sentía que le robaba el crédito por su invención, y así fue.

Si no hubiese sido por la bancarrota y huelga de Railway Express, nunca hubiéramos tenido el bus S-100 y la base de un gran segmento de la industria de las computadoras personales influidas de forma directa por él, incluida el bus ISA de las PC de IBM.

El nombre

El origen del nombre mismo de la "Altair" también es polémico. Les Solomon adjudica que MITS se dio a encontrar un buen nombre pero no dieron con uno por acuerdo y decidieron llamar a la máquina "PE-8" (por Popular Electronics 8-bit). Solomon dice haber sentido la necesidad de usar un nombre mas interesante para la computadora de su artículo. Le preguntó a su hija pequeña - quien miraba Viaje a las Estrellas en la televisión - cómo llamaban a la computadora.

-"Computadora", respondió ella.

-"Eres de gran ayuda", le dijo.

Entonces la niña respondió: "¿Por qué no la llamas Altair? Ahí es donde van esta semana".

Y así la llamaron.

Forrest Mims sostiene como apócrifa esta versión. Aduce que el nombre en realidad fue ingeniado por dos editores de Popular Electronics en Nueva York. Uno de ellos, Alex Burawa - que era aficionado a la astronomía - dijo: "Este será un evento estelar, así que pongámosle un nombre de estrella: Altair".

Ed Roberts agregó los números 8800 al nombre porque tenía la intención de fabricar modelos posteriores.

En cualquiera de los casos, la máquina de 8 bits se convirtió en Altair 8800, y ese es el nombre grabado en el panel frontal de la máquina en tapa.

Éxito en ventas

Los artículos de Altair salieron publicados a lo largo de varias ediciones de la Popular Electronics y - como resultado de la novedad que representaban - la MITS se vio inundado de pedidos. Hasta el día de hoy, nadie sabe a ciencia cierta cuántos equipos de computadora se vendieron por medio de los talones de la revista, pero Les Solomon estima el número en más de 2.000. Esto implica más de un solo modelo de las que se han vendido antes en la historia de la fábrica. Naturalmente, MITS no estaba preparada en absoluto para la demanda: esperaban 200 unidades vendidas y recibieron 2.000 solicitudes. El pequeño plantel se vio completamente abrumado; ni siquiera contaban con piezas suficientes en stock. No había manera de que pudieran completar los pedidos. Sin embargo, cuando se les preguntó a las personas si querían que les devolvieran su dinero después de 30 días, nadie pidió un reembolso. Todos querían sus computadoras, ¡no les importaba el dinero!

La avalancha de dinero que recibió MITS los catapultó a un negocio serio y comenzaron a anunciarse en Byte, Creative Computing, Popular Electronics y todas las revistas informáticas emergentes, vendiendo aún más Altair 8800. A pesar de la lenta entrega, individuos a lo largo de todo el país comenzaron a armarse sus propios ordenadores.

En una de las reuniones de demostración realizadas por MITS en Los Ángeles, Dick Heiser quedó impresionado con el Altair. Fue capaz de persuadir a Ed Roberts para que lo convirtiera en distribuidor de estas máquinas. Si bien Roberts carecía de kits suficientes como para satisfacer la demanda, se vio obligado a seguir vendiendo por adelantado simplemente para mantener el flujo de efectivo. Heiser tuvo una nueva idea sobre la venta de computadoras. Con su esposa, Lois, había abierto Arrowhead Computers, tienda que vendía libros de informática y computadoras Altair. Dick decidió llamar a su operación minorista "The Computer Store", nombre que llamó la atención de la prensa, y lo que le dio mucha publicidad gratuita e inspiró a muchos otros a abrir tiendas de computadoras.

Armar y soldar

¿Qué obtenía un comprador de Altair por sus $397 cuando finalmente recibía el kit de Altair? Consiguía una caja con componentes, plaquetas de circuitos impresos y algunas instrucciones mal redactadas. Los manuales mejoraron una vez que Roberts contratara a David Bunnell para el Departamento de redacción técnica, pero aún así se requería ser un técnico electrónico avezado para armar un Altair y hacerla funcionar. A quien le resultasen desconcertantes las instrucciones, podía discar un número de teléfono provisto en un papel amarillo, el cula solía dar ocupado.

Para aquellos que tenían miedo incluso de comenzar a montar el kit de electrónica, bien podían comprar un Altair ensamblado de fábrica por U$S 498, pero esto implicaba una espera mucho mayor por la unidad ensamblada que por el kit. En cualquiera de las dos modalaidades, se recibía un gabinete excelente y un panel frontal con el nombre ALTAIR 8800 estampado al frente. Primero se ensamblaba la fuente de alimentación conmutada de 8 amperios, que constaba de transformador, interruptor, fusibles, algunos rectificadores, chips controladores y un conjunto de capacitores electrolíticos encasillados dentro de un gabinete cuadrangular hermético. Luego se instalaba la plaqueta de bus. Ensambladas cuidadosamente las piezas del panel frontal y la plaqueta de la CPU, se insertaban los componentes electrónicos en los diminutos orificios, aplicando soldadura cuidando de no volcar estaño sobre ninguno de los conectores ni pistas. No era un trabajo para inexpertos o descuidados. Si se aplicaba demasiado calor, podía arruinarse los contactos o incluso levantar las pistas conductoras de la plaqueta de circuitos. Por el contrario, si el calor resultaba insuficiente, se corría el riesgo de lograr una unión de soldadura fría que lo atormentaría los contactos por siempre, a consecuencia de lo cual la computadora probablemente no funcionaría de forma adecuada.

Una vez ensambladas, las placas del panel frontal y la de la CPU se conectaban a la placa del bus - conformada por 50 pistas paralelas (o áreas) en cada lado - por cuatro grupos de orificios interconectados que se cruzaban con las áreas. A menos que hubiese pagado más, solo se recibían dos conectores macho de 100 pines para soldar a la plaqueta de bus, ya que solo existían dos plaquetas incluídas: la CPU y el panel frontal.

Pronto los hobbistas comprendieron que era una mucho mejor idea comprar unos dos conectores adicionales por $15 la unidad e instalarlos directamente al ensamblar, en vista de su imperiosa necesidad no detallada en las hojas de instrucciones.

Al comprar el kit, este no incluía ni plaqueta de memoria ni plaqueta de entrada/salida. Toda la memoria incorporada con el kit de Altair se reducía a meros 256 bytes (no, no "Kilobytes") asentados en placa. Con esto todo lo que se podía hacer era jugar a "Matar el Bit", entretenimiento que implicaba tratar de adivinar qué luz del panel frontal se encendería e intentar accionar su interruptor correspondiente antes de que la luz se apagara nuevamente. En realidad se trataba de una rutina indicativa del funcionamiento de la computadora estaba funcionando. Prácticamente no existía otra manera de dilucidarlo.

Expansión

Si realmente se deseaba usar esta computadora, la realidad era que se debía adquirir expansiones de memoria RAM insertas en plaquetas. Podía obtenerse una placa de memoria de 1K en forma de kit por U$S97 (U$S 135 ensamblada), una placa de memoria de 2K por U$S145 (U$S 197 ensamblada) o una placa gigante de 4K de memoria por U$S 264 (U$S 338 ensamblada). Además de la memoria adicional, se hacía necesaria una plaqueta de interfaz serial de U$S 119 ($138 ensamblada), o una placa de interfaz paralela por U$S 92 ($114 ensamblada), o mas bien ambas.

Otro gasto normalmente no comprendido hasta después de construir la computadora era cuánto costaba obtener un terminal para comunicarse de forma eficiente con la máquina. El ideal en el año 1974 era un terminal teletipo. Estos costaban alrededor de U$S 2,000 para un ASR-33 nuevo (modelo que podría actuar como un dispositivo de entrada e impresora de salida y además podía perforar cintas de papel que servían como medio de almacenamiento de datos y leer cintas de papel en la computadora). Incluso al precio de lista U$S 2.000, la realidad hacía imposible adquirir un teletipo "nuevo", ya que se construían bajo adelanto con un año de anticipación. Las máquinas ASR-33 usadas y reparadaas se comercializaban entre U$S 1.200 y U$S 1.500. Las terminales de video llamadas "teletipos de vidrio" apenas comenzaban a aparecer a mediados de los setenta estaban más allá de los sueños de los propietarios de Altair.

MITS intentó construir algunos terminales que los aficionados pudieran pagar, pero sin éxito. Finalmente hicieron un trato para obtener algunos teletipos, sin soporte y usando una interfaz propia, para venderlos a los dueños de Altair a $1,500.

MITS también desarrolló un kit de interfaz de cassette que operaba con bastante éxito por medio de su placa serial por solo U$S 120 (U$S 174 ensamblados). El dispositivo constituia una gran mejora con respecto a la cinta de papel perforado.

Corta de memoria

Si se contaba con 4K de memoria, la Altair podía correr BASIC. Este costaba U$S 150 a no ser que se lo hubiese comprado con descuento al llevar también la placa de memoria y de Entrada/Salida de MITS. En tal caso sólo costaba U$S 60. Si se adquiría 8K de memoria Altair, podría comprarse el BASIC 8K por solo U$S 75; si comprabas 12K de memoria, era posible comprar el Extended BASIC - no bien estuvo disponible - por solo U$S 150. Este era el famoso BASIC escrito por Bill Gates (que es otra historia) y la oferta no constituia un mal trato, excepto por el hecho de que las placas de memoria dinámica fabricadas por Altair no funcionaban muy bien. La razón de esto fue que la RAM dinámica debía actualizarse eléctricamente o "olvidaba lo que debía recordar". MITS tomaba la energía de refresco de la CPU, un proceso conocido como "robo de ciclo". A veces, cuando la RAM necesitaba refrescarse, la CPU estaba ocupada haciendo otra cosa y en tal caso la memoria se borraba. MITS se ocupó luego de reemplazar muchas de estas primeras placas de memoria sin costo, pero el daño ya estaba hecho. La gente no confiaba en las placas de memoria MITS y compraba placas de memoria estática en otros lugares.

Si se compraba más de una placa de memoria, había que agregar al menos otra placa de bus y más conectores. La placa de bus incluida con el kit de computadora solo tenía cuatro ranuras. La CPU, la placa de E/S del panel frontal y una placa de memoria la llenaban por completo. Para agregar otra placa de bus, había que desoldar completamente su computadora y soldar un puenteo de 100 cables para unificar la nueva placa de bus a la existente. Luego, había que instalar los conectores en la placa de bus, haciendo 100 uniones de soldadura para cada conector. Finalmente, era necesario soldar estos 100 cables nuevos a la placa de bus adicional. Es por ello que por cada placa de extensión de bus, se hacía necesario soldar 100 cables en cada extremo, y ese era el sentido que comprar conectores de 100 y soldarlos a la primera. De lo contrario había que ser un mago de la soldadura para ser un informático en esos días.

Uso y abuso

¿Qué hay del software?

No había sistemas operativos de los que preocuparse, estos llegaron mucho más tarde, con los diskettes. Había programas de operación, llamados Monitores, que realizaban la carga, ejecución y mantenimiento de programas en memoria, así como la resolución de algunos problemas. También había rutinas de programación llamadas "cargadores de arranque". Introducir el software en la memoria de la computadora era algo complicado. Primero, tenía que introducir una rutina para inicializar su placa de E/S. Esto se hacía manipulando los interruptores del panel frontal para representar un nemónico en código máquina (principalmente octal). Luego se presionaba el interruptor Enter. Había que programar la rutina de inicialización nemónico por nemónico pulsando "LOAD" luego de cada registro. Acto seguido se hacía posible introducir el "cargador de arranque" leyendo una cinta de papel desde el teletipo usando su lector de cinta de papel perforado, o bien una cinta de cassette si se empleaba una interfaz para grabador de cassette. Finalmente, se cargaba el programa Monitor, que era una especie de mini-sistema operativo, nuevamente usando el lector de cinta de papel del teletipo o la interfaz de cassettes. Recién entonces se estaba listo para cargar BASIC.

Todos usaban BASIC de una forma u otra. Comenzando con Tiny BASIC de 2K para las masas populares, hasta el elitista Altair Extended BASIC (12K), existía alguna forma de BASIC para hacer el cómputo. Prácticamente no existía absolutamente ningún software de aplicación. Los programas escritos en BASIC se compartían entre los usuarios bien publicándolos en revistas o bien intercambiando cintas de papel o cassettes de audio en los clubes del cómputo hobbista. La mayoría de las primeras aplicaciones eran juegos simples como Ahorcado, Hammarabi y formas simples de Star Trek.

Entonces, ¿cómo obtenían los usuarios el Altair BASIC (luego Micro-soft BASIC)? Simple. Inventaron el BASIC "multiusuario", lo que en este caso significaba que una persona compraba el programa por derecha y otras diez lo usaban por izquierda. Bill Gates y su socio, Paul Allen, habían licenciado esta pieza de software a MITS a cambio de regalías, y ellos fueron los que sufrieron por tal afrenta. Gates decidió enviar una carta abierta a todas las revistas del ramo diciendo que si los informáticos no dejaban de "robar" su software, él dejaría de escribirlo. Esta bravuconada no funcionó, por lo que su solución fue salirse del esquilmo que le había hecho Ed Roberts. Luego formó Micro-soft para vender su software directamente a los usuarios a un precio menos delirante. Bill Gates se convirtiría posteriormente en el multimillonario más joven del mundo.

¿Qué sucedió con las Altair en MITS?

Para 1976 y 1977, MITS estaba en la cima del montón. Vendían los modelos Altair 8800 A y B, además de una pequeña computadora basada en 6800, así como una completa línea de periféricos. MITS contaba con distribuidores en todo los Estados Unidos y vendían fácilmente todo lo que producían. Publicaban anuncios de varias páginas en todas las revistas del rubro y en todas las ferias de computadoras adquirían el espacio de exhibición más grande. ¿Por qué MITS no es la compañía de computadoras personales más grande?

Naturalmente, el problema fue que Ed Roberts era mucho mejor visionario y diseñador que hombre de negocios. Construyó una gran empresa en muy poco tiempo, comenzando con una organización de tres personas. Nadie puede quitarle el mérito de construir y suplir más computadoras de un solo modelo que nadie. También desarrolló nuevos productos a la vez que ponía en marcha el ciclo productivo, una tarea nada fácil. Pero Ed Roberts no conocía nada de marketing y cometió algunos errores graves.

Roberts entregó como coto de venta a Richard Brown toda la Costa Este de los Estados Unidos, a exclusividad. Brown y su socio - Sid Harrigan - planearon franquiciar tiendas de computadoras en todo este territorio con el nombre "The Computer Store" (marca que Dick Heiser no había registrado). Sin embargo, solo pudieron vender unas pocas franquicias. Mientras tanto, otras tiendas que habrían vendido Altairs si hubieran podido conseguirlas, abrieron sus puertas a un ritmo coincidente con el fervor del cómputo hobbista. Todas estas se volcaron a vender computadoras IMSAI y South West Technical Products clónicas, que eran las que podían conseguir. De esta forma, Roberts terminó construyendo su propia competencia.

Para complicar más las cosas, como ejemplo de marketing para los concesionarios de Altair Roberts tomó los concesionarios de automóviles. Insistió en que sus distribuidores solo podían vender Altairs. Se le atribuye haber dicho: "Los concesionarios de Ford no venden Chevies, por lo que los concesionarios de Altair solo venderán Altairs". Esto a pesar de que no pudo suplir cantidades suficientes de sus computadoras para mantener a sus propios distribuidores en el negocio. Incluso MITS continuó vendiendo a los usuarios finales de forma directa incluso después de poner en funcionamiento su red de distribuidores. MITS terminó realmente competiendo así con su propia cadena de distribuidores y no pudo dejar de hacerlo cuando comenzaron los problemas de flujo de caja por insatisfacción de la demanda. En tal momento, la compañía de Ed Roberts podría haber atraído socios de capital, o incluso haber intentado recaudar activos por roles accionarios, pero no lo hizo.

Para 1977 MITS competía de forma franca con dos genios del marketing, Bill Millard y Ed Farber de IMSAI. Estos se se abrieron a todos los concesionarios que les fue posible: quienquiera que ousiera 2.500 dólares y se comprometiera a comprar 25 máquinas por año podía convertirse en distribuidor. El fabricante que verdaderamente entregó lo prometido fue IMSAI.

La difícil situación de los distribuidores de Altair y los problemas internos de flujo de efectivo se volvieron demasiado para Ed Roberts, aunque podría haberlos resuelto. Cuando Pertec - fabricante de unidades de diskettes y principal acreedor - se ofreció para comprar MITS, Roberts vendió todo y se retiró del negocio de las computadoras.

Pertec era un típico conglomerado de grandes empresas y no comprendía la despreocupada cultura de MITS y mucho menos la industria de las computadoras hobbistas. Sin embargo, les había llamado la atención el volúmen de compra de sus unidades de diskettes por parte de MITS. Vieron MITS como una forma de entrar en un pequeño mercado emergente. Los trajeados CEOs que dirigían Pertec sintieron que el nombre de Altair estaba contaminado por la acepción de "aficionado". Querían que se pensara en Pertec como una "seria compañía de computadoras comerciales". Por lo tanto, descartaron la marca - el mayor activo que tenían - y la Altair desapareció del mercado. Más tarde, la propia Pertec fue adquirida por la Adler de Alemania y absorbida a su matriz.

Final de la línea

El Altair no desapareció del pensamiento de los adeptos informáticos y tampoco el hardware que utilizarban. Incluso a mediados de los 80s, los hobbistas se aferraba a sus Altairs como a viejos amigos. Nada superaba la emoción de ver el inicio de sesión de BASIC impreso en un teletipo por primera vez y leer el mensaje "READY".

Ed Roberts fue a Georgia y asistió a la Escuela de Medicina y también se convirtió en agricultor. En un momento, volvió al negocio de las computadoras, produciendo una serie de componentes modulares para usar como bloques de construcción en laboratorios y proyectos de ingeniería. Este negocio no sobrevivió frente a la competencia extranjera.