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Jorge Sanz
El viernes estuve con un compañero de curro en el festival Mad Cool en Madrid. Llegamos un poco tarde pero con tiempo de sobra para pillar el mismo sitio que el jueves, para ver el concierto de *Green Day*. Llegamos como 45 minutos o una hnora antes de que empezara el concierto. El viernes por fin funcionaban las pantallas a izquierda y derecha del escenario principal, que en ese momento se estaban usando para proyectar algún anuncio y contenidos visuales. Todo OK.
Cuando ya no quedaba mucho para que arrancara el concierto, y toda la explanada del escenario estaba ya llena de gente, arrancĂł la actuaciĂłn para animar un poco el ambiente. El dĂa anterior para ver a los Foo Fighters tambiĂ©n habĂamos tenido una actividad parecida, cuatro o cinco artistas danzaron elevadas con una grĂşa un poco al estilo de la Danza de los Voladores[1] mexicana. El caso es que el viernes un artista arrancaba bailando en una caja de paredes de plástico transparente. Era Pedro. Recuerdo su sonrisa proyectada sobre la enorme pantalla a la izquierda del escenario. Ignoro si se vio reflejado en ella pero sonreĂa y se le veĂa seguro y confiado. A mĂ estas actuaciones no es que me provoquen (o provocaban) demasiado efecto, digamos que simplemente me las tomaba como una actuaciĂłn, y la parte acrobática o de riesgo la verdad es que no me estimulaban lo más mĂnimo.
1: https://en.wikipedia.org/wiki/Danza_de_los_Voladores
En fin, el caso es que comienzan a elevar la caja con Pedro dentro. La caja no tenĂa suelo y Pedro iba sujeto por un arnĂ©s. Durante un par de minutos, mientras sonaba *Purple Rain*, Pedro bailaba dentro de la caja girando y moviĂ©ndose entre los ejes del cubo. Sobre todo le miraba desde la pantalla ya que desde nuestra distancia Pedro era un objeto pequeño y la cámara tenĂa mejor ángulo. De repente Pedro cae del plano de la cámara, giro la cabeza un poco a la izquierda y le veo caer hasta perderse de vista.
En un primer momento pensĂ©, como la mayorĂa de los que estábamos allĂ, que habĂa hecho un fin dramático haciendo una especie de salto de *puenting* y que lo verĂamos balanceándose a un par de metros del suelo y terminar allĂ, quĂ© sĂ© yo. Todos estamos aguantando el aliento, y aunque lo intento, yo no consigo ver la escota de la que estaba sujeto y que habĂa visto recogida en los primeros momentos de la actuaciĂłn cuando estaba en el suelo por lo que pienso en lo peor. De repente la cámara que parece que no sabe muy bien quĂ© hacer, titubea y se mueve de un lado a otro, un par de segundos despuĂ©s consigue llegar al suelo y vemos unos sanitarios con sus trajes naranjas y la cámara corta inmeiatamente. Está claro que eso ha sido un accidente y nos quedamos todos mirándonos como para confirmar que lo que hemos visto era real.
Yo inmediatamente abro twitter y no veo gran cosa. Durante los siguientes minutos por la red social se producen los tĂpicos comentarios de incredulidad, alguien incluso consigue subir un vĂdeo. Configuro el mĂłvil para que me llegue una notificaciĂłn si la cuenta oficial del festival publica cualquier mensaje para intentar saber cuanto antes cĂłmo está.
Llega una ambulancia y se colocan unos paneles alrededor del lugar donde ha caĂdo Pedro. Se ha caĂdo desde unos 20 o 25 metros, yo pienso inmediatamente que tiene que haber muerto en el acto y que lo más probable es que se cancele o se retrase el concierto bastantes horas porque si ha muerto tiene que venir un juez a levantar el cuerpo.
El caso es que pasan los minutos, en algĂşn momento la ambulancia se va (con algunos tĂmidos aplausos de la gente) y al poco se empiezan a oĂr pitidos. Con 45 minutos de retraso el concierto arranca con el *Bohemian Rhapsody* de Queen. Yo sigo mirando el telĂ©fono cada pocos minutos porque **necesito** saber quĂ© ha pasado. En un momento dado no me puedo creer lo que estoy viendo y no puedo evitar escribir algo.
Se estampa un perico delante de todo el mundo y hacemos el concierto como si nada. Nihilismo total.
— Jorge Sanz (@xurxosanz) 7 de julio de 2017
El concierto dura dos horas y media. Green Day y en especial su cantante hacen un buen espectáculo. Yo no puedo parar de pensar si lo saben o no. Quiero pensar que no lo saben, porque de saberlo el cinismo serĂa insoportable. Pero lo que sĂ está claro es que todos los demás **sĂ lo sabemos**. Tal vez ellos no, pero el resto **sĂ**.
No es hasta las 3 y pico de la madrugada que la organizaciĂłn del festival no publica un comunicado oficial. Como tengo activadas las notificaciones lo leo inmediatamente. Me alucina que publiquen un mensaje tan corto y falto de toda sensibilidad. Ni siquiera dicen el nombre del acrĂłbata y no puedo evitar contestarles. De hecho fui el primero.
TenĂa nombre el artista?
— Jorge Sanz (@xurxosanz) 8 de julio de 2017
Antes de irme a dormir veo que el grupo ha tuiteado[2] que no lo sabĂan. Al dĂa siguiente la organizaciĂłn explica[3], entre otras cosas, las razones por las que no lo dijeron, que yo no voy a valorar. Se nota que en el segundo comunicado alguien con tres neuronas les ha ayudado a redactar un texto mucho más completo y razonado. Igualmente, Billie Joe Armstrong el cantante de Green Day, postea en Facebook (creo) toda la cronologĂa de la noche desde su punto de vista y que si llegan a saber lo que pasĂł no hubieran actuado. ÂżQuĂ© pensará este hombre de la gente que fue a verles? Tiene que ser una sensaciĂłn muy extraña la de darte cuenta de que miles de personas han visto algo horrible justo unos minutos antes de que tĂş salieras a actuar dándolo todo, cuando les hablaste del amor, de la felicidad, etc. etc.
2: https://twitter.com/GreenDay/status/883495146171637760
3: https://twitter.com/madcoolfestival/status/883711272382078976
En cualquier caso, yo no puedo parar de pensar que junto con otras no sé, 10 o 15 mil personas, vi caer mortalmente a Pedro, que vi cómo se iba la ambulancia sin luces ni sirenas y que luego incluso se puede decir que en cierta manera conseguà disfrutar de un concierto de un grupo de música enorme.
No creo que haya un grupo de mĂşsica que consiga alienarme **tanto** como para olvidarme de todo. Es cierto que en parte la mĂşsica es para eso, y no puedo culpar a la gente de que disfrutara del concierto. En caliente me parecĂa un ejercicio nihilista total, en frĂo no tanto. Pero la verdad es que no puedo dejar de pensar en la sonrisa de Pedro, tan solo unos minutos antes de que un terrible error nos privara de su arte para siempre.
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