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Fueron momentos amables, dulces, felices; fueron momentos amargos, tristes, solitarios. Fueron momentos.
La siguiente Antolgía poética se presenta como un recorrido de más de 20 años de viaje al interior del ánima, donde a veces pude encontrar el sentir de mis vivencias, hasta que la madurez me hizo abandonar la poesía romántica, esclava y dominante.
No recuerdo ya cuando escribí mi primer poema, ni cuales les siguieron, así que he recopilado los siguientes según el orden en el que creo que se iban sucediendo.
Dos caballos negros, uno blanco.
Dos de ellos se fueron y nunca más volvieron.
El caballo blanco solo quedó en la inmensidad
de un desierto hasta que negro se volvió
y de soledad y tristeza de si mismo se olvidó.
En el Universo de mi corazón hay un agujero negro que me consume.
Pero hay un trocito reservado para una estrella que brilla con luz propia.
Eres tu esa estrella que mi Universo ilumina y me da la fuerza
que necesito para vencer esa deriva destructiva.
Gracias por iluminar mi destino.
En esta eterna y fría noche
solo deseo la salida del Alba.
Esperaré al amanecer tu ansiada llegada.
La Luna es siempre la misma incluso cuando solo aparece en un fino reflejo.
Pero un día desvela su cara y eclipsa a todos los demás astros.
Hoy tu eres la luna que tanto necesitaba.
Mirando al cielo cantando y bailando,
ilusión y alegría por un nuevo amor.
Mirando al suelo, cansado y vencido,
desecho y hundido por una traición.
Mi muchachita me mira y me lanza un te quiero al viento,
a mi corazoncito le vence el amor.
Mi muchachita me deja, se va y me quedo en silencio,
mi corazoncito llora de dolor.
Soy como el ciego que no sabe donde va
y de tristeza se cansa de llorar,
que amargos saben los besos que me diste,
hoy despierto de ese horror,
porque yo una vez te amé y me abandonaste.
Pero tengo que decirte: aun te echo de menos.
Por no delatarme oculto mis sentimientos.
Reiré cuando esté triste,
evitaré tu mirada aunque muera de dolor,
diré tu nombre aunque reviente mi corazón,
pero nadie nunca sabrá lo que sufro por tu amor.
Siempre amo a quien no puedo tener.
Quiero hablarte en besos,
ese lenguaje que no necesita palabras,
que nace en el alma y sale del corazón
si no quieres que te hable
condenado estoy a la soledad y a la perdición.
Tu sola presencia crea en mi interior
un torbellino de deseo, fuerza que me arrastra
a lo más hondo de tu ser.
Caballo desbocado, tormenta de pasión,
solo tu compañía calma mi corazón.
Ya temo con tristeza la hora de tu ausencia.
Solo y confuso, oscuro es mi camino.
Anhelo tu sonrisa, necesito con premura
a mi Angel protector que ilumina mi destino.
Deseo con ternura los besos y las caricias
que me regalas con dulzura.
No te sientas insegura si no te digo nada,
ni pienses que no te quiero en un momento de callado silencio
porque en el cielo de tus ojos he perdido mi rumbo
y el fuego de tu ser en mi alma ha provocado un incendio.
Milenios pasarán pero el fuego de nuestro amor siempre permanecerán.
Renunciaría a mi reino por otra noche contigo.
Daría mi vida por estar de nuevo entre tus brazos.
Soy esclavo de mis deseos, ámame hasta el amanecer.
Que la luna sea testigo de este cariño que nunca morirá.
Lloro por no llorar
grito para no gritar
mi alma se estremece
cuando estás a mi lado,
mi alma se entristece
si no te tengo conmigo.
Te necesito esta noche
o enloqueceré de dolor.
Fuera de mi soledad solo estás tu.
Los frutos de mi sed buscan saciarse
en tu dulce fuente de rocío.
Deseo tu presencia, guerra eterna del corazón
en tu nido de caricias y besos, paz y serenidad del alma.
Necesito tu mapa de mis caricias en la primavera de nuestro amor.
Mi corazón, ebrio de tu querer, parte mi pecho a navajazos.
Arma de destrucción que explota en mi seno,
causa de ternura que nunca regalé.
Eres mi oasis donde saciar mi sed.
De tu sonrisa fundé mi deseo,
libérame de esta noche que me aterra
y recoge mis gotas de lluvia a cambio de
tiernas caricias que te hagan temblar
porque soy esclavo de tu querer.
Tu aroma está en mi.
Cuando duermo sueño contigo,
cuando despierto sigo soñando.
Nací para amarte porque vivo para ti.
Eres mi sueño echo realidad, miedo tengo
a perder tu amor por eso no quiero despertar.
Islas de oscuridad en un mar de dudas
que la marea cubre pero que más tarde resurgen con ferocidad.
Miles de almas asedian las murallas de nuestro destino; tú, mi vida,
mi sed, mis ganas de vivir, para decirle al mundo entero cuanto te quiero.
Tu recuerdo me inquietó, tu ausencia me dolió.
No quiero quererte porque después de probarte
vivir sin ti es mil veces la muerte.
Tus besos secan los ríos de mi tristeza,
tus caricias riegan los campos de mi corazón
y tu mirada aviva el fuego de mi alma.
Vives en mis sueños, anidas en mis deseos.
Que se pare el tiempo para quererte eternamente.
Te amo sin condición, te quiero con toda mi pasión.
Solo en tu compañía encuentro serenidad,
sosiego del alma atormentada, final de sentimientos de
oscuridad. Por ti vivo, por ti muero, por ti soy.
Me enamoré de ti un día caluroso.
Te amé en una noche fría.
La luz de tus ojos siempre me guía.
Sin tu amor soy naufrago a la deriva,
sin ti en mundos de sombras y tinieblas
mi alma por siempre vagaría.
Que se sequen los mares y los ríos,
que se apague el sol, que se derritan los polos, que a su feudo
de oscuridad me lleve la muerte, pero nunca jamás, vida mía,
podré dejar de quererte.
Cierro los ojos e inicio el vuelo hacia mis sueños, que son los tuyos.
Mi alma angustiada desea la paz.
No vivo porque te echo de menos, no muero porque te quiero.
Deseo hacer tus sueños realidad, perdóname si fracaso en el intento.
El corazón es el reino del amor.
Mi corazón te ama a la luz de la luna,
mi alma te añora sin esperanza alguna.
Prefiero que la dama oscura me lleve por tu odio
que perder la vida poco a poco sin tu amor.
Tu bello retrato siempre está dentro de mi.
Quiero recoger tu esencia, beber de tu ser,
acariciar el pasto húmedo de rocío de tu intimidad.
No sacrifiquemos nuestro amor,
no posterguemos nuestro cariño,
no pongamos obstáculos a nuestros sentimientos.
Sufro por tu ausencia.
En la oscuridad de un relámpago se oye un grito en mi silencio
silencio de un trueno, crepúsculo de mi infierno.
Quiero morir en el abismo de tus besos.
Y aquí estoy, delante de la nada, que es el todo, acusando el temido síndrome del papel en blanco.
Mis miedos son muchos pero mis ganas de ti aun son más, decantando la balanza de la sinrazón hacia tu lado.
Quiero que esta vez salga bien, tiene que ir bien. Me he cansado de esperar en el andén viendo pasar trenes vacíos que no llevan a ninguna parte.
Quiero que tu seas mi tren, al que me subo y el que me llevará a mi destino. Y mientras éste llega, disfrutaré del viaje, de los paisajes, de tu compañía.