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Artículo copiado de:
https://sgfault.com/2021/02/21/whatsapp-y-la-domesticacion-de-usuarios.html
Este artículo es una traducción al castellano del artículo originalmente escrito por Rohan Kumar, “WhatsApp and the domestication of users”. También disponible en la versión Gemini de mi blog.
Jamás he usado WhatsApp y jamás lo haré. A pesar de esto, me siento obligado a escribir un artículo sobre WhatsApp, ya que es el caso de estudio perfecto para ayudar a entender una clase de modelos de negocio a los que llamó “domesticación de usuario”. La domesticación de usuarios está alto en mi lista de problemas que plagan la raza humana, y amerita una explicación detallada.
WhatsApp no fue la primera aplicación de mensajería instantánea de su clase y probablemente no será la última. He escogido centrarme en WhatsApp dadas las recientes cuestiones de privacidad que la han puesto en boca de todos.
Tras habernos quitado de en medio la meta-explicación, comencemos.
Para aquellos que no la conozcan, WhatsApp es una herramienta que le permite a Facebook promover su principal objetivo: la optimización y subasta del comportamiento humano (coloquialmente conocido como “publicidad dirigida”). Originalmente persuadieron a la gente para consentir esto, permitiéndoles enviarse mensajes unos a otros a través de Internet, algo que ya era posible, y combinando una IU fácil de aprender con buen marketing. Luego se expandieron incluyendo prestaciones como llamadas de voz y videollamadas gratis. Las llamadas gratuitas les ayudaron a crecer hasta convertirse en la plataforma de comunicación por defecto en muchas regiones. Me impresiona muchísimo lo prevaleciente que es cada vez que visito a mis parientes en la India; a menudo me dedican miradas de confusión cuando les recuerdo que no uso WhatsApp.
Tener su propio sistema propietario de chat incompatible con otros clientes permitió a WhatsApp construir un efecto de red: los usuarios existentes de WhatsApp eran cautivos del hecho de que abandonar WhatsApp significaría no poder hablar con los usuarios de la app. La gente que buscara irse de WhatsApp debían convencer a todos sus amigos de que se cambiasen con ellos; esto incluye a los amigos con menos conocimientos tecnológicos a los que ya les costó aprender WhatsApp en su día.
En un mundo dominado por WhatsApp, las personas que quieran mantener el contacto deben seguir las siguientes normas:
WhatsApp se alzó mediante el cautiverio de criaturas previamente libres en su corral y la alteración de sus hábitos para crear una dependencia hacia sus dueños. Con el tiempo, esto les hizo difícil o imposible regresar a su estilo de vida previo. El proceso debería de sonarle: es incómodamente similar a la domesticación de animales. Yo llamo a este tipo de dependencia a un proveedor domesticación de usuario: la eliminación de la autonomía de los usuarios para atraparlos en la servidumbre hacia sus maestros.
He escogido esta metáfora porque la domesticación animal es un proceso gradual que no es siempre deliberado y, típicamente, gira en torno a un grupo desarrollando una dependencia hacia otro. Por ejemplo: hay pruebas de que la domesticación de los perros empezó con la socialización, resultando en una selección no del todo artificial, promoviendo los genes que resultaran en mayor docilidad y dependencia hacia los humanos¹.
Ya suceda esto a propósito o por accidente, la domesticación del usuario casi siempre sigue los mismos tres pasos:
Completar los primeros dos pasos dejó a los usuarios de WhatsApp expuestos a la domesticación de usuario. Con inversores ante los que responder, [WhatsApp] tenía un incentivo enorme para implementar prestaciones hostiles hacia sus usuarios sin consecuencia alguna.
De modo que, naturalmente, así lo hicieron.
La domesticación tiene un fin: permite a la especie dueña explotar a la especie domesticada para su propio beneficio.
Hace poco WhatsApp actualizó su política de privacidad para permitirles compartir datos con su empresa madre, Facebook. Los usuarios que accedieron a usar WhatsApp bajo su política de privacidad antigua ahora tenían dos opciones: aceptar la nueva política o no poder usar WhatsApp nunca más. La política de privacidad de WhatsApp es la clásica trampa del cebo y cambio: WhatsApp atrajo a sus usuarios con una interfaz bonita y la ilusión de privacidad, los domesticó y robo de su autonomía para emigrar, y luego anularon su compromiso previo para con dicha privacidad con consecuencias mínimas. Cada paso en este proceso es posible gracias al anterior; si no se hubiera producido la domesticación de los usuarios, habría sido fácil para la mayoría de ellos abandonar el servicio con fricción mínima.
Aquellos como yo que estuvimos dando la alarma hace unos años experimentamos un breve momento de placer sádico, cuando nuestros títulos pasaron de ser “teóricos conspirativos molestos” a tan solo “molestos”.
La operación del cebo y cambio propició una reacción negativa lo suficientemente significativa como para que una notable minoría de usuarios realmente emigraran; su número resultó ser un poco mayor que lo que WhatsApp había estimado. En respuesta a esto, WhatsApp atraso el cambio y publicó el siguiente anuncio:
El anuncio lista diferentes tipos de datos que WhatsApp no captura ni comparte. Acallar la preocupación por la recopilación de datos enumerando los datos que no se recopilan es engañoso. WhatsApp no recoge muestras capilares ni escáneres de retina; no recabar información no quiere decir que se respete la privacidad porque esto no cambia la información que WhatsApp sí recopila.
El anuncio niega “guardar registros de con quién está hablando y a quién está llamando todo el mundo”. Recopilar datos no es lo mismo que “guardar registros”; es posible que se inserten metadatos en un algoritmo para luego descartarlos. Un modelo puede por tanto aprender que dos usuarios se llaman el uno al otro frecuentemente sin guardar registros de los metadatos de cada llamada. El hecho de que hayan construido esta frase específicamente en torno a los registros implica que, o WhatsApp ya estaba recogiendo esta clase de datos o que ha dejado deliberadamente la puerta abierta a hacerlo en el futuro.
Un paseo por la política de privacidad real de WhatsApp en aquel momento revela que sí que recaban una cantidad considerable de metadatos usados con fines de marketing a través de Facebook:
Con la domesticación del usuario, proporcionar software útil a los usuarios es un medio para explotarlos. La alternativa es simple: hacer de servir a los usuarios el fin en sí mismo.
Para evitar ser controlados por su software, los usuarios deben permanecer en control. El software que permite a los usuarios permanecer en control se conoce como software libre*. La libertad del software es parecida al concepto de código abierto, pero esto último se enfoca en los beneficios prácticos en vez de en la ética. Un término menos ambiguo que se refiere de manera neutral al software libre y de código abierto es FOSS (Free and Open Source Software).
Otros han explicado el concepto fundamental de software libre mejor de lo que yo podría, así que no entraré en detalles.
Se reduce a cuatro libertades esenciales:
La objeción más común que oigo es que el software FOSS hace más difícil ganar dinero.
La clave para ganar dinero con el software FOSS es convertir al software en un complemento mercantilizado de otros servicios más lucrativos.
Ejemplos de tales servicios incluyen el soporte, personalización, consultoría, formación, alojamiento gestionado, hardware y certificaciones. Muchas compañías emplean este acercamiento en vez de construir software propietario: Red Hat, Collabora, System76, Purism, Canonical, SUSE, Hashicorp, Databricks y Gradle son algunos nombres que me vienen a la mente.
El alojamiento gestionado no merece mucha atención por su parte si gigantes como AWS pueden hacer lo mismo a un precio menor. Ser el desarrollador le puede dar la ventaja en áreas como la personalización, soporte y formación; no ofrece una ventaja tan obvia en lo relativo al alojamiento.
El software libre es un requisito necesario pero a veces insuficiente para alcanzar inmunidad a la domesticación. Dos medidas adicionales incluyen la sencillez y las plataformas abiertas.
- Sencillez
Cuando el software se vuelve demasiado complejo, necesita ser mantenido por un equipo grande. Los usuarios que no estén de acuerdo con un proveedor no pueden “bifurcar” y mantener una base de código fuente de varios millones de líneas, sobre todo si el software en cuestión contiene vulnerabilidades de seguridad potenciales. La dependencia en un proveedor puede volverse bastante problemática cuando la complejidad ocasiona que los costes de desarrollo se disparen; el proveedor podría recurrir a la implementación de prestaciones adversas a los usuarios para mantenerse a flote.
El software complejo que no puede desarrollarse por un grupo diferente de personas genera dependencia, el paso uno de la domesticación del usuario. Eso por sí solo basta para abrir la puerta a cuestiones dudosas.
- Caso de estudio: Mozilla y la Web
Mozilla fue un rayo de esperanza en las guerras de navegadores, un espacio dominado por el “adtech”†, el espionaje y la dependencia a los proveedores. Por desgracia, desarrollar un motor de renderizado es una tarea monumental lo suficientemente difícil como para que Opera y Microsoft se rindieran y se conformaran con añadir una capa de pintura a Chromium. Los navegadores son mucho más que los lectores de documentos que se supone debían ser: han evolucionado a runtimes con sus propias pilas de aceleración por GPU, Bluetooth, permisos, enumeración de dispositivos, codecs multimedia incorporados, DRM², APIs de extensión, herramientas de desarrollador… la lista sigue. Requiere miles de millones de dólares responder a vulnerabilidades en una superficie de ataque tan enorme y mantenerse al día con un estándar que crece a un ritmo tan preocupante. Esos miles de millones tienen que venir de alguna parte.
Mozilla acabó por ceder en cuestiones bastante fundamentales para mantenerse a flote. Pactaron con compañías con una reputación de hostilidad hacia sus usuarios, llenaron el navegador de anuncios y “bloatware” como un software como servicio (SaaS) parcialmente financiado con anuncios llamado Pocket. El post del blog de Mozilla anunciando contenido patrocinado en Firefox (en inglés). El post en el blog de un usuario respondiendo a la integración de Pocket (en inglés)
Desde la adquisición de Pocket (para diversificar sus fuentes de ingresos), Mozilla aún no ha cumplido con sus declaraciones previas de que abriría el código fuente: aunque los clientes se han abierto, el código del servidor aún es propietario. Abrir el código fuente y reescribir porciones del mismo donde fuera necesario sería una tarea difícil, lo cual es comprensible, en parte por la complejidad de Pocket.
Bifurcaciones sustanciales como Pale Moon no pueden mantener el ritmo al que se acrecienta la complejidad de los estándares de la Web moderna como “Web Components”. De hecho, Pale Moon tuvo que migrar su código fuente de GitHub desde que GitHub empezó a usar Web Components.
Es casi imposible empezar un nuevo navegador desde cero y alcanzar a los mastodontes que llevan funcionando alimentados con sumas ridículas desde hace décadas. Los usuarios pueden escoger entre un motor de renderizado desarrollado por Mozilla, una compañía de adtech (el Blink de Google), o un proveedor restrictivo (el WebKit de Apple). WebKit no está tan mal pero los usuarios quedarían expuestos si Apple alguna vez decidiera dar marcha atrás con ello.
En resumen: la complejidad de la plataforma Web obligó a Mozilla, el único desarrollador de un motor de renderizado que afirmaba servir “a la gente, no a su beneficio propio” a implementar prestaciones en detrimento de los usuarios de su navegador. La complejidad de la Web ha dejado a estos con una oferta limitada a tres grandes entidades con conflictos de interés cuyas posiciones se vuelven cada vez más atrincheradas con el tiempo.
Para que conste, no pienso que Mozilla sea una mala organización; al contrario, creo que es sorprendente que sean capaces de hacer tanto sin comprometer un sistema que prácticamente lo requiere. Su producto núcleo es aún FOSS, y compilaciones de terceros muy ligeramente parcheadas eliminan las “anti-prestaciones” del mismo.
Para evitar que el efecto de red se convierta en supeditación a un proveedor, el software que de manera natural provoca un efecto de red necesita formar parte de una plataforma abierta. En el caso del software de comunicación/mensajería, debería de ser posible hacer clientes y servidores alternativos que sean compatibles entre ellos para evitar que se completen los dos primeros pasos de la domesticación de los usuarios.
- Caso de estudio: Signal
Desde que cierto comerciante de coches tuiteara “Usad Signal”, grandes números de usuarios han estado cambiándose obedientemente. En el momento en que escribo esto los clientes y servidores de Signal son FOSS y emplean uno de los mejores E2EE que se puedan encontrar; sin embargo, yo no soy muy fan.
Aunque los clientes y servidores de Signal son FOSS, Signal es aún una plataforma cerrada. El cofundador de Signal Moxie Marlinspike es bastante crítico de las plataformas abiertas y federadas, describiendo su razonamiento de mantener Signal como plataforma cerrada en este post en su blog.³
Esto significa que no hay ninguna manera de desarrollar un servidor alternativo soportado por los clientes de Signal, o un cliente alternativo soportado por los servidores de Signal. El paso uno de la domesticación del usuario está casi terminado.
Además de haber un solo cliente e implementación de servidor, hay un solo proveedor de servidores Signal: Signal Messenger LLC. La dependencia de los usuarios en este proveedor central de servidores les pasó factura cuando el reciente crecimiento de Signal provocó que el servicio se cayera durante más de un día, impidiendo que ningún usuario del mismo pudiera enviar mensajes hasta que su único proveedor solventara el problema.
La gente intentó desarrollar clientes alternativos: una bifurcación de Signal llamada LibreSignal intentó hacer que Signal funcionase en compilaciones de Android respetuosas con la privacidad, sin los Servicios de Google Play propietarios. Esa bifurcación se descontinuó después de que Moxie dejara claro que no le parecía bien que una app de terceros usara los servidores de Signal. La decisión de Moxie es comprensible pero la situación podría haberse evitado si Signal no tuviera que confiar en un solo proveedor de servidores.
Si Signal decide actualizar sus apps para incluir alguna prestación desfavorable hacia los usuarios, estos serán tan vulnerables como lo son ahora mismo con WhatsApp. Aunque no creo que esto sea probable, la plataforma cerrada de Signal deja a los usuarios expuestos a la domesticación.
A pesar de que no me gusta Signal, aun así se lo he recomendado a mis amigos no técnicos porque es la única app de mensajería lo suficientemente privada para mí y lo suficientemente simple para ellos. Si hubiera tenido cualquier tipo de configuración inicial (creación de cuenta de usuario, agregar contactos manualmente, etc.), uno de mis amigos se habría quedado en Discord o WhatsApp. Le diría algo un poco en broma como “sabes que me refiero a ti” si hubiera habido la menor posibilidad de que llegara tan lejos en este artículo.
Los dos casos de estudio anteriores ─Mozilla y Signal─ son ejemplos de organizaciones con buenas intenciones que, sin quererlo, dejan a los usuarios expuestos a la domesticación. El primero representa una falta de sencillez en la presencia de una plataforma abierta. El segundo representa una plataforma cerrada con un grado mayor de simpleza. La intención no es un factor cuando se examinan los tres pasos y medidas en contra de la domesticación de usuarios.
El usuario de Fediverse @paulsnar@mastodon.technology anotó un conflicto potencial entre la simpleza y las plataformas abiertas:
Me da la impresión de que hay una tensión entre la simpleza y las plataformas abiertas; pensemos en Signal, en cierto modo es simple precisamente porque es una plataforma cerrada por defecto, o al menos eso es lo que dice Moxie. A su vez, Matrix es superficialmente simple, pero el protocolo es en realidad (en mi opinión) bastante complejo, precisamente porque es una plataforma abierta.
No tengo una respuesta simple a este dilema. Es verdad que Matrix es extremadamente complejo (comparado con alternativas como IRC o incluso XMPP), y es verdad que es más complicado edificar plataformas abiertas. Habiendo dicho esto, es ciertamente posible desarrollar una plataforma abierta: Gemini, IRC y el email son ejemplos de ello. Aunque los estándares del email no sean tan simples como Gemini o IRC, evolucionan despacio; esto evita que sus implementaciones tengan que actualizarse al mismo ritmo que los navegadores web y los clientes/servidores de Matrix.
No todo el software tiene que generar miles de millones. La federación permite que los servicios y las redes como Fediverse y XMPP escalen en consonancia con un gran número de usuarios sin forzar a un solo gigante a vender su alma para aguantar el tipo.
Aunque los modelos de negocio de anti-domesticación son menos lucrativos, siguen permitiendo la creación de las mismas tecnologías que fueron alimentadas por la susodicha. Todo lo que queda es un presupuesto de publicidad; la mayor publicidad que algunos de estos proyectos reciben es extensos posts gratuitos en blogs.
Quizás no necesitemos perseguir el crecimiento e intentar hacer las cosas “a lo grande”. Quizás podamos detenernos tras alcanzar el desarrollo sostenible y la seguridad financiera, haciendo posible que la gente haga más con menos.
Antes de que se convirtiera en una especie de manifiesto, este post se realizó con la intención de ser una versión expandida de un comentario que dejé en un post en Fediverse de Binyamin Green:
Inicialmente decidí expandirlo hasta su presente forma por motivos personales. Hoy en día, la gente exige una explicación cada vez que me niego a usar algo que “todo el mundo” usa (WhatsApp, Microsoft Office, Windows, macOS, Google Docs…). Normalmente ignoran la explicación, pero esperan una de todas formas. La próxima vez que me los encuentre, ya se habrán olvidado de la conversación anterior y reproducirán el mismo diálogo de nuevo. Justificar todas las elecciones de mi vida emitiendo premisas lógicamente correctas a un vacío ─sabiendo que todo lo que diga será ignorado─ es un proceso agotador emocionalmente que ha hecho mella en mi salud mental durante los últimos años; enviar a mis amigos este artículo y cambiar de tema debería de ahorrarme alguna cana que otra en los próximos años.