(texto publicado originalmente en un hilo en Mastodon el 18/3/2024)
Duncan Chisholm es uno de los músicos más importantes actualmente de la música celta. Es miembro del mítico grupo Wolfstone y ha tocado con la mayoría de los grandes del género, especialmente con Runrig y Julie Fowlis.
En los últimos años ha dejado el grupo un poco apartado y se ha embarcado en una serie de álbumes instrumentales realmente ambiciosos.
Chisholm, entre sus numerosos galardones, ganó en 2008 el álbum del año en los prestigiosos MG Alba Scots Trad Music Awards. Este año repite el mismo premio por su último disco Black Cuillin, el cual se puede considerar su obra maestra.
Se trata de un álbum conceptual, inspirado directamente en los paisajes de la isla de Skye y su montaña que da nombre al disco. Las composiciones se gestaron durante la pandemia, y ha contado con la colaboración de pesos pesados como Donald Shaw (Capercaillie) y Phil Cunningham (Silly Wizard), además de arreglos orquestales y una producción cuidada hasta el milímetro.
Precisamente, el equilibrio tan delicado entre los instrumentos tradicionales y los arreglos orquestales es lo que más me ha llamado la atención del disco, ya que son muchos los intentos en la música celta en los que esta conjunción no ha dado resultados dudosos.
El disco se estrenó con un montaje en directo nada menos que en el Royal Albert Hall de Glasgow con todas las entradas vendidas.
Aparte de instrumentos tradicionales y orquestales, el álbum también incluye otros contemporáneos, como sintetizadores y guitarras eléctricas, creando una producción muy difícil de sacar adelante, pero que Chisholm ha pasado con un sobresaliente.
Os recomiendo escucharlo completo de principio a fin, al ser un trabajo conceptual.
Como ejemplo de esa instrumentación tan compleja y la brillantez de la composición, extraigo este maravilloso tema denominado Constellation.
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