En el 2022 leí que uno de los nuevos retos como humanidad sería el uso de algoritmos de una forma diaria, aunque misteriosa e indecifrable.
En ese momento los "algoritmos" eran tecnologías mágicas como el Wi-Fi, Bluetooth, GPS, la navegación... donde ya no podemos salir de casa sin que un teléfono nos dijera por donde movernos. O quizás los sistemas de publicidad que nos conocían a profundidad y buscando detalles de nuestros hábitos, cambiaban nuestros patrones de consumo. O para algunos que trabajan con tecnología, como los generadores de contenido, el estar 'complaciendo' al algoritmo para tener un ingreso suficiente. Algunos otros eran los sistemas de clasificación, el 'big data', los sistemas de recomendación...
Esos algoritmos serían tan mágicos y místicos que la humanidad les daría un toque divino. Al no entender como funcionan, y sentir que no hay control sobre algo superior, se les daría personalidad. Incluso habría supersticiones: "Haz esto y serás bendecido por el algoritmo", en una analogía cuando el humano no entendía los ciclos naturales y danzaba para que hubiera lluvia y las cosechas se lograran. O cuando el oráculo hablaba con los dioses con un ritual secreto y te decía que hacer.
Hoy, al 2024, nos olvidamos de los algoritmos específicos y llegaron pateando la puerta las llamadas Inteligencias Artificiales Generativas (GAI o IAG).
Algo que no se había contemplado hace dos años es que no solo hay un montón de algoritmos, sino un enorme conjunto de datos.
En combinación hacen cosas que no se veían posibles en tus manos. Resuelven preguntas en segundos, buscan información, generan imágenes, generan código, conversaciones, recuerdan lo preguntado anteriormente, guardan contexto, te entienden.
Claro, con un margen de error importante, no siempre el código funciona, las imágenes tienen claros defectos al ojo humano, y se les ha reconocido que no saben aceptar fallos y responden errores en lugar de decir "no se".
En el 2022, los algoritmos serían dioses, escucharían a las plegarias, resolverían tus problemas, los humanizaríamos. Hay casos como de chats para prevenir el suicidio, y de otro lado hay una inteligencia generativa. Nos estamos exponiendo a situaciones nunca vividas por un afán de automatizar lo más posible. Que alguien hable con un sistema hoy genera un "uncanny valley" bastante peculiar. Es normal tener rechazo.
O también tenemos el dilema de que los datos fueron capturados sin el permiso de los creadores, surgiendo un movimiento de rechazo a su uso, y destacando nuevos contenidos que se hicieron artesanalmente por un humano.
La clave es que, con el subsidio del capital de riesgo, tenemos algo como ChatGPT con su versión gratuita. O por 20 dólares al mes tenemos una versión mejorada.
Está es la clave que está transformando todo, para beneficio de unos y perjuicio de otros.
Ejemplo personal... Trabajaba como editor de textos por 10 dolares la hora. Hoy la editorial con la que colaboraba paga 20 dólares al mes, y alguien se encarga de meter los textos y recibirlos ya 'corregidos'. Un colaborador que ya no es necesario gracias al afán constante de hacer lo mismo con menos recursos. ¿Se transformaron muchos empleos? Sí, sobrevivirán los que son más difíciles de automatizar en su totalidad. El típico de que el trabajo de 5 personas lo hará una. Y esto cambiará el estado de las cosas.
Estudié automatización a principio de los 2000, y aunque se veía venir que en muchos casos se podía reemplazar al humano, como en fabricación, procesamiento de datos, toma de decisiones simples... No se veía venir que procesos complejos y 'creativos' podían automatizarse a tan bajo costo.
Nuevamente, no son perfectas estas tecnologías, este conjunto de algoritmos y datos, aunque son suficientemente buenas para el bajo costo que tienen. Y esto va a cambiar todo. Como lo hizo que hoy una buena parte de los humanos tienen en la mano un teléfono conectado al mundo todo el tiempo, por un costo ridículo al mes. Como se reducen las distancias con los automóviles y aviones.
Ya escribí que al principio hay un rechazo a la tecnología, aunque llega un punto en que se funde con el día a día hasta que no nos damos cuenta que está, como el agua que mágicamente sale de una llave, cuando antes era necesario vivir junto a un pozo y jalarla con una cuerda. Será normal conversar con algo que simula ser un humano para buscar resouestas, y el que lo haga de forma artesanal será visto como un bicho raro, que no va con los tiempos.
Lo que me sigue preocupando es que la tecnología se convierta en los nuevos dioses, para llenar la necesidad de creer en un ser superior.
EOT
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