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Siempre he tenido perros, desde que recuerdo, han sido de todas las razas y colores, desde el perro más callejero hasta los mejores pedigries, pastores belgas, pastores alemanes, chiguaguas, presas canarios, etc.
En mi mudanza de continente dejamos en casa con mis padres a Frida (Llamada así por Frida Khalo) una perra adoptada cuando apenas tenía 3 meses y ahora de 6 años.
Tras barajarlo mucho con mi mujer y ver que era satisfactorio para los niños decidimos adoptar un perrito (Los perros se adoptan, punto.) pero siempre lo dejamos pasar porque los niños son bastante pequeños y tuvimos que regalar al último perro que adoptamos puesto que estaba bastante desequilibrado y mordió varias veces de forma agresiva a mi hijo pequeño, que en ese entonces tenía 1 año y 2 meses, hecho que ha propiciado su temor hacia los animales.
Resumiendo, el fin de semana pasado aparecio mi cuñado, que sabía de la situación con el antes-conocido-como Logan, un Husky Siberiano de 2 meses y medio.
Tras una semana de convivencia y tras ver el cada vez mayor acercamiento de mi hijo pequeño con él, el antes-conocido-como Logan (Ahora Rocky, nombrado por mi hijo mayor, que lo llamó así porque su color de pelaje le recordó a cierto perro de "La Patrulla Canina") aún le huye, pero ya pueden estar en la misma habitación sin crisis de pánico ni llanto, como en este momento mientras escribo estas líneas. Además el perro lo propicia, le gusta gastar energía en el patio pero suele portarse bien dentro de la casa, todo lo bien que se espera de un cachorro de apenas 2 meses y medio casi.
Así que por mi parte: ¡Bienvenido a esta familia Rocky, te cuidaremos y te querremos mucho!
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