escríbeme cogiendo el dominio de esta web y cambiando el primer punto por una arroba
2016-09-04
Vaya por delante que uno es de Star Wars y que muchas cosas de Star Trek le cansan. Pero "la de las ballenas" (Star Trek IV: Misión Salvar la Tierra, para que la busquéis los que aún no la habéis visto) me parece un clasicazo del cine y una de las mejores comedias de ciencia ficción que he visto.
Es decir, que sí, que a mi me va el kitsch de Star Trek y me aburren un poco cuando se ponen serios. Las dos anteriores de este reboot me parecieron bien, sin más- ni un insulto a todo lo que es sagrado, ni la octava maravilla, ni nada de nada. Un par de pelis de acción funcionales, con algún momentillo que recuperaba la química de los Kirk, Bones y Spock originales, pero que el gamberrismo de un Kirk supongo que intentando atraer a una nueva generación a mi no me decía nada.
Y Star Trek: Más Allá es un poco más de eso, PERO...
Pero por un momento el rápido y furioso Justin Lin consigue un fugaz destello de lo que **a mi** me gusta de Star Trek. Una inverosímil combinación ridícula de molonidad y estupidez que me tuvo sonriendo hasta el final de la película. Una auténtica gamberrada que nos habían telegrafiado en el trailer[1] y que en su momento a mi me había hecho murmurar "vaya, sólo les falta poner a Vin Diesel de Spock"... pero que vista en pantalla grande con un cubo de palomitas se convierte en DIVERSIÓN con mayúsculas para los amantes de la música "clásica".
Por lo demás, aunque hay otros momentos rápidos, furiosos y motorizados que sí me chirriaron o incluso derraparon (con una de las peores sobreimpresiones de esta era que recuerdo), la peli se deja ver. Una vez más Éomer, digo Karl Urban como Bones, es el que mejor capta el espíritu del inolvidable DeForest Kelley y suelta las mejores frases de la cinta. Pine como Kirk sigue pareciéndome cansino, Quinto como Spock me parece funcional y Simon Pegg sigue pareciendo algo perdido y sin acabar de encajar.
¿Hay que ver Star Trek: Más Allá? Pues yo creo que hay cosas mucho peores que hacer, y vale la pena el experimento para ver si la ESCENA os arranca la misma sonrisa imborrable que a mi.